La cifra de fallecimientos por los devastadores terremotos ocurridos el lunes en Turquía y Siria ya superó los 17.000 y continúa aumentando, mientras los equipos de búsqueda y rescate advierten que la posibilidad de encontrar sobrevivientes entre los escombros disminuye rápidamente. Muchas de las personas sobrevivientes están a la intemperie y no tienen acceso a calefacción, alimentos, agua o atención médica. La primera ayuda humanitaria de la ONU finalmente llegó al noroeste de Siria tres días después de los terremotos. Las labores de rescate en Siria se han visto dificultadas por los daños y los desplazamientos de población provocados por doce años de guerra y por las duras sanciones que se han impuesto a ese país. Estas fueron las palabras expresadas por Rob Holden, gestor de la respuesta a emergencias de la Organización Mundial de la Salud para los terremotos.
Rob Holden: “Tenemos que afrontar un desastre en desarrollo de enorme magnitud que abarca una gran extensión geográfica. Muchas de las personas sobrevivientes se encuentran a la intemperie, en condiciones horribles y cada vez peores. Hay importantes interrupciones en el abastecimiento de agua, así como en los suministros de otros elementos básicos para la vida, como el combustible, la electricidad, la comunicación. Si no avanzamos con el mismo ritmo y la intensidad con que nos estamos moviendo en las tareas de búsqueda y rescate, corremos el peligro real de que se produzca un desastre secundario que pueda perjudicar a más personas que el desastre inicial”.
Incluso antes de los terremotos del lunes, la ONU había estimado que más de 14 millones de personas en Siria necesitaban asistencia humanitaria y que más de 12 millones tenían dificultades para conseguir suficiente comida. Visite democracynow.org/es para ver más información sobre los terremotos en Siria y Turquía.