En Ucrania, una niña de once años y su padre murieron el domingo cuando las fuerzas armadas rusas bombardearon un edificio residencial de la ciudad ucraniana de Zaporiyia. El acto de violencia se produjo al tiempo que una organización humanitaria ucraniana afirmó que, durante la última semana, había reunido a decenas de menores con sus familias. Estos menores habían sido deportados de las partes ocupadas de Ucrania. Rusia ha negado haber secuestrado a los menores, y dijo que algunos jóvenes habían sido evacuados del frente de batalla por su propia seguridad. Estas fueron las palabras expresadas por Natalia Rakk, una madre que se reunió con sus hijas gemelas el viernes, meses después de que las llevaran a la península de Crimea ocupada por Rusia y les dijeran que las darían en adopción.
Natalia Rakk: “Fue terriblemente difícil, pero seguimos adelante. Nosotros no dormíamos por la noche. Dormíamos sentados. Prácticamente no paramos. Nuestro objetivo era encontrar a las niñas. Sabíamos que teníamos que lograrlo a pesar de todos los obstáculos. Sí, dejamos todo atrás, familiares y amigos”.
Ucrania afirma que más de 19.000 niños y niñas han sido llevados a territorio ruso desde que el presidente Vladimir Putin ordenó a sus fuerzas armadas invadir Ucrania en 2022. La Organización de las Naciones Unidas ha dicho que las deportaciones forzadas violan el derecho internacional humanitario y constituyen un crimen de guerra.