El Gobierno militar de Sudán y la fracción militar rival con la que se ha estado enfrentando dicen haber acordado un alto el fuego de 72 horas, que coincide con el inicio de la festividad musulmana Eid al-Fitr (Fiesta del Fin del Ayuno). Sin embargo, los residentes de la ciudad capital de Sudán, Jartum, y de las ciudades vecinas dicen que tanto los disparos como los bombardeos no han cesado. La Organización Mundial de la Salud informa que, desde que empezaron los enfrentamientos entre el Ejército de Sudán y el grupo paramilitar conocido como Fuerzas de Apoyo Rápido, al menos 413 personas han perdido la vida y más de 3.500 han resultado heridas. En la mañana del viernes, el jefe del Ejército y líder de facto de Sudán, el general Abdel Fattah al-Burhan, hizo sus primeras declaraciones públicas desde que estalló el conflicto.
Abdel Fattah al-Burhan: “Queda la esperanza de que nosotros, juntos a nuestro maravilloso pueblo, superaremos esta terrible experiencia y saldremos de ella más unidos, fuertes y cohesionados. Y nuestro lema se hará más fuerte: 'Un Ejército, un pueblo'”.
En su discurso, el general al-Burhan afirmó que el Ejército de Sudán está comprometido a llevar adelante una transición hacia un Gobierno civil, a pesar de que, hace 18 meses, lideró el golpe de Estado que derrocó al primer ministro civil de Sudán, Abdalla Hamdok. La cadena de noticias CNN informa que la organización rusa paramilitar Wagner ha estado suministrando misiles a las Fuerzas de Apoyo Rápido de Sudán. Mientras tanto, el Pentágono ha estado trasladando más soldados a su base en Yibuti para estar preparados en caso de que sea necesario evacuar a su personal diplomático de Sudán.