En Sudán, las facciones militares rivales parecen estar respetando un alto el fuego de 72 horas, aunque existen informes de que tanto los disparos como los bombardeos no han cesado en la capital, Jartum. El Ejército de Sudán y el grupo paramilitar conocido como Fuerzas de Apoyo Rápido acordaron comenzar a la medianoche de este lunes la tregua, alcanzada tras dos días de negociaciones mediadas por el Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken. Al menos 459 civiles han perdido la vida desde que estallaron el 15 de abril los enfrentamientos entre dos facciones rivales de la junta militar de Sudán, aunque se estima que la cifra es mucho mayor. Los suministros de agua, alimentos, medicamentos y electricidad siguen siendo escasos, y las comunicaciones funcionan con dificultades. Asimismo, los daños que sufrieron los sistemas de saneamiento han generado temores de que se propaguen enfermedades transmitidas por el agua como el cólera, ya que algunos residentes se han visto obligados a beber agua directamente del río Nilo. Estas fueron las palabras expresadas por Rawan al-Waleed, una mujer sudanesa que dejó a su familia en la ciudad de Jartum tras huir a Egipto.
Rawan al-Waleed: “Dejé a mi hermano, mi familia, el resto de mis tías y mis amigos. Sí, sobreviví, pero todavía estoy preocupada por aquellos a quienes dejé [en Sudán]. La situación es extremadamente catastrófica. No hay hospitales. Hay 55 hospitales fuera de servicio. Esto [que está sucediendo] es terrible, no sé cómo estarán viviendo [los están en Sudán]”.
Mientras tanto, la Organización Mundial de la Salud advierte que en la ciudad de Jartum existe un alto riesgo de peligros biológicos dado que los combatientes tomaron el control de un laboratorio nacional donde se manipulan patógenos, entre los que se encuentran el virus del sarampión y el de la polio.