En Mineápolis, cientos de personas salieron a la calle el miércoles por la noche después de que el fiscal del condado de Hennepin Mike Freeman anunciara que no presentará cargos contra los dos policías de Mineápolis que el año pasado dispararon y mataron a Jamar Clark, un joven afroestadounidense de 24 años de edad. Clark recibió un disparo en la cabeza tras una riña con los oficiales que respondieron a una denuncia de agresión. Al anunciar la decisión, el fiscal rechazó las afirmaciones de varios testigos de que a Clark le dispararon mientras estaba esposado. La muerte de Clark provocó una serie de protestas en Mineápolis, entre ellas una ocupación de varias semanas frente a la comandancia policial número 4. El miércoles, cientos de personas se congregaron para manifestarse en contra de la falta de acusaciones contra los oficiales.
Los manifestantes exclamaron: “¡Soy un revolucionario! ¡Soy un revolucionario!”
La familia de Jamar Clark también habló en contra de la falta de acusaciones y rechazó las afirmaciones del fiscal Freeman de que Clark había colocado la mano en la pistola de un oficial durante el enfrentamiento. El primo de Jamar, Cameron, dijo que Freeman tiene las manos manchadas de sangre.
Cameron Clark expresó: “Mike Freeman tiene las manos manchadas de sangre. Han pasado cuatro meses. Estamos cansados. Ellos deben proteger y servir. No están protegiendo ni sirviendo, nos están matando y lo están haciendo impunemente”.