En Nueva York, los defensores de Aura Hernández, una mujer guatemalteca que se encuentra refugiada en una iglesia de Manhattan para evitar ser deportada, se congregaron frente al Hotel Internacional y Torre Trump para llevar a cabo lo que se conoce como “Marcha de Jericó”, que consiste en caminar en círculos alrededor del edificio, manifestándose contra la represión que el Gobierno lleva a cabo contra los inmigrantes, y exigiendo que se ponga fin a los esfuerzos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos por deportar a Hernández, quien tiene dos hijos nacidos en Estados Unidos: Víctor Daniel, de 10 años, y Camila Guadalupe, de 14 meses. Hernández, quien se refugió hace unas semanas para mantener unida a su familia mientras lucha por su caso inmigratorio, afirma que en 2005, cuando ingresó a Estados Unidos por primera vez, sufrió abusos sexuales mientras estaba detenida por la patrulla fronteriza en Texas. Democracy Now habló esta semana con Hernández en la Cuarta Sociedad Universalista de Nueva York, en donde se refugia actualmente.
Amy Goodman: “¿Qué significó para ti que el clero lavara tus pies?”
Aura Hernández: “Sentí que hay gente que cree que somos importantes porque estamos luchando para que haya paz entre las familias”.