En el estado de Washington, cientos de manifestantes de Black Live Matters (Las Vidas Negras Importan, en español) tomaron el edificio de la municipalidad de Seattle el martes por la noche para exigir el recorte de fondos para el Departamento de Policía de la ciudad y la dimisión de la alcaldesa Jenny Durkan. La policía no trató de detener a los manifestantes mientras marchaban por el centro de la ciudad, a diferencia de lo que sucedió las noches anteriores, en que los oficiales descargaron una avalancha de disparos de armas no letales. El lunes, la concejala de la ciudad de Seattle, Teresa Mosqueda, condenó la respuesta militarizada de la alcaldesa a las protestas.
La concejala Teresa Mosqueda dijo: “¿Cuánta gente tiene que decir que fue gaseada en su propia casa? ¿Cuánta gente tiene que ser rociada en la calle cada noche o ser el blanco de granadas de aturdimiento o de balas de goma? ¿Cuánta gente tiene que pedir que se recorten los fondos a la Policía, para que la alcaldesa considere su renuncia o se comprometa a hacer cambios radicales?”.
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