Una coalición de funcionarios de salud pública estadounidenses pide a los departamentos de Policía que pongan fin al uso generalizado de gases lacrimógenos contra los manifestantes durante la pandemia. Una petición por internet suscrita por casi 1.300 especialistas en enfermedades infecciosas advierte que los gases podrían “incrementar el riesgo de contagio de COVID-19 al hacer que el tracto respiratorio se torne más susceptible a infecciones, al exacerbar inflamaciones e inducir a toser”. Los expertos advierten además que no es aconsejable mantener a personas arrestadas en espacios cerrados, entre ellos, celdas o camionetas policiales, debido a que son algunos de los lugares que suponen mayor riesgo de transmisión de COVID-19.
A pesar de los riesgos de salud, los expertos alientan a la gente a continuar con las protestas. En la petición escribieron: “La supremacía blanca es un problema de salud pública letal que antecede y contribuye con la COVID-19”.