La sección del Título 42 del Código de Regulaciones Federales de Estados Unidos que se implementó durante la presidencia de Trump, al inicio de la pandemia, fue levantada el jueves justo antes de la medianoche, después de tres años de aplicación. Esta política migratoria se usó para expulsar a casi tres millones de solicitantes de asilo en la frontera entre Estados Unidos y México sin el debido proceso. Miles de migrantes están varados en la frontera sur a la espera de que se tramiten sus solicitudes de asilo y se les permita ingresar a Estados Unidos. Sin embargo, es probable que muchas de estas solicitudes sean bloqueadas cuando el Gobierno de Biden comience a aplicar lo que los defensores de los derechos de los migrantes han denunciado como otra prohibición del derecho a solicitar asilo en virtud de la legislación nacional e internacional. Según una nueva política migratoria, anunciada esta semana, la mayoría de los migrantes tendrán que solicitar el estatus de refugiado en otro país antes de llegar a Estados Unidos. De lo contrario, podrían ser expulsados del país rápidamente. La Unión Estadounidense para las Libertades Civiles y otras organizaciones han presentado demandas contra esta nueva norma.
Otra de las nuevas medidas migratorias obliga a los solicitantes de asilo a programar sus citas mediante una aplicación para teléfonos inteligentes proporcionada por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos. Sin embargo, los solicitantes han señalado que esta aplicación presenta numerosos fallos informáticos y plantea serios problemas de privacidad.
En el paso fronterizo de San Ysidro, en el estado de California, cientos de solicitantes de asilo han pasado noches durmiendo en el suelo, cubriéndose con bolsas de basura y mantas de aluminio, mientras muchos de ellos reportan haber pasado varios días sin comida. Estas fueron las palabras expresadas por Hashmatullah Habibi, un solicitante de asilo de Afganistán que dijo el jueves que él y su familia no tienen adónde ir.
Hashmatullah Habibi: “Mantengo la esperanza y rezo para que hoy seamos acogidos. Si no lo somos, no sé cuál será el futuro de mi familia y el mío, porque hemos dejado atrás un lugar sombrío y hemos venido aquí en busca de una vida mejor. Si no nos acogen, nuestra situación será aún más terrible, porque no podremos volver [a nuestro país de origen] y tampoco podremos entrar [a Estados Unidos]. Esa situación implicaría un riesgo mortal”.
En los últimos días, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos ha detenido a alrededor de 28.000 migrantes en sus instalaciones fronterizas. Mientras tanto, la cantidad diaria de solicitantes de asilo que intentan ingresar a Estados Unidos ha superado los 10.000, ya que las personas siguen huyendo de la violencia y la pobreza extrema en sus países de origen, así como también de los impactos de la crisis generada por el cambio climático. El secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, advirtió el jueves que los migrantes que lleguen a la frontera sur enfrentarán consecuencias aún más severas.
Secretario de Seguridad Nacional Alejandro Mayorkas: “A partir de esta medianoche, cualquier persona que llegue a nuestra frontera sur se considerará automáticamente inelegible para solicitar asilo y se enfrentará a consecuencias más severas por ingreso ilegal, que incluyen una prohibición mínima de cinco años para reingresar y la posibilidad de un proceso judicial”.