En el norte de México, las personas migrantes que se encuentran varadas en la frontera sur de Estados Unidos, a la espera de poder tramitar sus solicitudes de asilo, se enfrentan a condiciones cada vez más desesperadas. El miércoles, las temperaturas en la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo alcanzaron casi los 43 grados Celsius.
Carmen Sarmiento: “Nos toca estar constantemente consumiendo bebidas frías para nivelar la temperatura del cuerpo. Pero el resto del día sinceramente [nos sentimos] decaídos, deshidratados. Mi hija tiene incluso los labios agrietados totalmente, a pesar de que le doy sueros, su bálsamo. Y ahorita está bastante afectada, sinceramente”.