En la República Democrática del Congo, continúan los intensos enfrentamientos entre combatientes del M23 y las fuerzas armadas del país después de que el grupo rebelde tomara el control de algunas zonas de la ciudad clave de Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte. El Gobierno congoleño afirmó que se están lanzando bombas contra hospitales y campamentos de personas desplazadas con el objetivo de “aterrorizar” a las poblaciones locales. Los hospitales están desbordados y miles de residentes están huyendo de Goma. Mientras tanto, Francia está presionando para que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe una resolución que identifique de manera explícita a Ruanda como el principal apoyo de las fuerzas del M23, una conclusión sostenida también por la ONU y muchos países, entre ellos Estados Unidos.
Diversas protestas se han registrado en toda la República Democrática del Congo, incluido en la capital, Kinsasa, donde se han celebrado manifestaciones en campus universitarios y frente a las Embajadas de Estados Unidos, Francia, Uganda, Kenia y Ruanda, países que han sido señalados como cómplices del prolongado conflicto que ha devastado al país.
Una coalición de organizaciones de la sociedad civil se reunió el lunes en la ciudad de Bukavu, en el este del Congo, para criticar al Consejo de Seguridad de la ONU por no haber emitido el domingo una resolución vinculante.
Maitrise Nene Binty: “A pesar de los llamamientos para un alto el fuego y la retirada inmediata de soldados ruandeses del territorio congoleño, las tropas siguen avanzando. La situación humanitaria es catastrófica y preocupante, ya que miles de personas desplazadas que huyen del conflicto se enfrentan a una crisis sin precedentes”.
Haga clic aquí para ver la entrevista que mantuvimos con Declan Walsh, principal corresponsal en África del periódico The New York Times, sobre la crisis que se está desarrollando en la República Democrática del Congo.