
Las críticas internacionales a Israel continúan creciendo ante la expansión de una ofensiva militar en Gaza que cada día mata a decenas de personas palestinas e impide que la población, que se encuentra al borde de la inanición, acceda a alimentos, combustible, medicinas y otros suministros vitales. Esta semana, el Gobierno laborista del Reino Unido anunció que suspenderá las conversaciones para un tratado de libre comercio con Israel e impondrá sanciones a algunos colonos israelíes del territorio ocupado de Cisjordania. También la Unión Europea ha declarado que revisará sus vínculos comerciales con Israel.
“Ha habido un enorme giro en la opinión pública, ante la absoluta repulsión que genera ver a niños demacrados morir de hambre”, señala Jeremy Corbyn, exlíder del Partido Laborista del Reino Unido, que ahora se desempeña como diputado independiente en el Parlamento británico.
“Hay países dentro de la Unión Europea que son importantes proveedores de armas al Estado israelí. Si quieren que este conflicto, esta guerra y genocidio termine mañana, entonces tienen que dejar de suministrar armas a Israel”, dice la política irlandesa Lynn Boylan, miembro del partido Sinn Féin en el Parlamento Europeo.
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