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Publicado el 7 de diciembre de 2012
Amy Goodman
Doha, Qatar. La 18a Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático se está desarrollando en el emirato de Qatar, en el Golfo Pérsico, un país pequeño pero extremadamente rico y el mayor emisor de gases de efecto invernadero per cápita del mundo. Al ingresar al opulento Centro Nacional de Convenciones de Qatar, los delegados, la prensa, los dignatarios y la legión de trabajadores extranjeros mal remunerados que se encuentran aquí, deben pasar por debajo de una enorme araña. Se trata de una estatua de bronce de 9 metros de altura llamada “Maman”, realizada por la escultora franco-estadounidense Louise Bourgeois. Fue elegida por la esposa del emir y costó alrededor de 10 millones de dólares. El gobierno de Obama ha sido acusado, con razón, de hacer fracasar las negociaciones sobre cambio climático de la ONU en los últimos años, lo que hace de esta araña un símbolo adecuado, según la descripción del famoso poema de 1808 de Sir Walter Scott:
“Qué telarañas tan enredadas tejemos
la primera vez que practicamos el engaño”.
En la cumbre, conocida como COP 18 (18a Conferencia de las Partes), hablé con el científico experto en clima Bill Hare, uno de los principales autores del nuevo informe del Banco Mundial “Bajemos la temperatura: ¿Por qué es preciso evitar que la temperatura del planeta aumente 4°C?” Mientras los medios estadounidenses están centrando su atención en el denominado “precipicio fiscal”, le pregunté a Hare cómo podría esperarse que el mayor emisor histórico de gases de efecto invernadero del mundo, Estados Unidos, contribuya a un fondo mundial para combatir el cambio climático:
“Sin dudas, estamos ante un precipicio climático. Actualmente afrontamos un tsunami de carbono en el cual grandes cantidades de carbono están siendo emitidas a un ritmo más rápido que nunca antes en la historia. Y es ese tsunami de carbono lo que probablemente calentará el planeta, provocará un aumento del nivel del mar y acidificará los océanos. Ha llegado el momento en que debemos cambiar de dirección o afrontaremos riesgos catastróficos en muchas regiones vulnerables. Y por supuesto que los países pobres no son los únicos que están en riesgo. El huracán Sandy demostró, una vez más, que incluso los países ricos tienen regiones extremadamente vulnerables al cambio climático”.
Apenas un día después de entrevistar al Dr. Hare, un fuerte tifón azotó Filipinas. Hablé con el principal negociador sobre clima de Filipinas, Naderev Sano, apenas minutos después de que se conociera la noticia del tifón. “Es muy alarmante para nosotros el hecho de saber que un tifón de esta magnitud normalmente no afectaría esa parte del país. De hecho, en medio siglo es la primera vez que un tifón como Bopha llega al extremo sur del país”. Le pregunté a Sano qué esperaba de las negociaciones en Doha:
“La principal gran medida que se debe tomar para lograr que las negociaciones en Doha sean exitosas, antes que nada, es acordar el segundo período de compromiso del Protocolo de Kyoto. Este es un proceso con el que estamos realmente comprometidos debido a que es el punto de partida para lograr metas más ambiciosas para todo el mundo”.
El Protocolo de Kyoto es el único tratado mundial legalmente vinculante que obliga a los países a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. A menos que se tomen medidas, perderá vigencia a fines de este mes. Sano explicó: “Si no tenemos éxito en Doha, al inicio de 2013 no tendremos nada. Estaremos frente a un sistema en el que el cambio climático afectará a un mundo que no ha tenido la voluntad política para dar una respuesta a la crisis climática”.
Otro participante de la cumbre es Kumi Naidoo, director ejecutivo de Greenpeace International. Lo entrevisté por última vez por teléfono cuando estaba colgado de la plataforma petrolera rusa de Gazprom en el océano Ártico, como parte de una campaña para evitar las perforaciones allí, mientras le lanzaban agua fría para intentar sacarlo. Naidoo escribió antes de venir a la COP 18: “Doha ya tiene mala reputación por el estancamiento de las negociaciones sobre comercio de la OMC. Otro fracaso más hará que Doha sea conocido como el lugar donde los acuerdos mundiales mueren”.
En una conferencia de prensa realizada esta semana en Doha, Naidoo lanzó un ataque retórico al gobierno de Obama. Con respecto a la referencia del Presidente Obama al cambio climático en su discurso de victoria del 6 de noviembre pasado, Naidoo dijo: “El hecho de que tengamos a estos dos negociadores, los dos principales negociadores de Estados Unidos aquí, diciéndonos que en realidad nuestro país tuvo una excelente gestión durante los últimos cuatro años de gobierno del Presidente Obama y que mantendremos una causa firme y decidida y, de hecho, continuaremos defendiendo dicha causa durante los cuatro años que quedan de presidencia de Obama es una falta de respeto. Es una falta de respeto de parte del Presidente Obama imponernos a dos negociadores que actúan como si Obama nunca hubiera realizado esos comentarios sobre el cambio climático tras su reelección. Y le decimos firmemente que o llame a sus delegados principales aquí y les dé un mandato diferente para estas negociaciones, o les pida que regresen a Washington, porque solo están ocupando espacio y están entorpeciendo las negociaciones”.
Cuando le pedí al negociador de clima de Estados Unidos Jonathan Pershing que respondiera los comentarios de Naidoo acerca de de si estaba obedeciendo a la postura de Obama, me respondió “No realizaré comentarios”. Con respecto a los cuestionamientos de los grupos de la sociedad civil que afirman que Estados Unidos es el principal obstáculo para alcanzar cualquier acuerdo en Doha, Pershing me respondió: “Creo que Estados Unidos participa en forma activa y constructiva en las negociaciones. Somos uno de los principales países que contribuyen al pensamiento intelectual en este proceso, pero esto no significa que estemos de acuerdo con los demás países en todo. Al fin de cuentas esto es una negociación. Intentamos participar de un resultado que conducirá a reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Queremos lograr un resultado que sea aceptable para todas las partes y que sea eficaz en el marco que hemos establecido para avanzar”.
Si bien las expectativas con respecto a la COP18 de Doha son mínimas o incluso desalentadoras y la participación en esta cumbre es muy inferior con respecto a las tres últimas cumbres, realizadas en Copenhague, Cancún y Durban, hay un grupo sólido de personas que está preocupado por el futuro del planeta y que está tomando medidas para protegerlo del cambio climático provocado por el hombre. La gran araña en la entrada del Centro de Convenciones también representa a estas personas. La escultura está protegiendo un saco de huevos y, como explicó Louise Bourgeois: “La Araña es una oda a mi madre. …Al igual que una araña, mi madre era una tejedora. Las arañas son muy solidarias y protectoras”.
Como demostró la respuesta desde las bases al tifón Bopha en Filipinas o a la gran tormenta Sandy en Estados Unidos, la red de activistas a favor de la justicia climática no está enredada, sino que cada vez se hace más fuerte y nos indica el camino. Ojalá los políticos lo siguieran.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2012 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 750 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 400 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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