Obama rechaza la demanda de legalizar las drogas para frenar la violencia en América Latina

Original en Español16 de abril de 2012
Relacionado

    16 de abril de 2012

    Escuche/Vea/Lea (en inglés)

    Mientras los presidentes de Guatemala, Colombia, Costa Rica y El Salvador manifestaron su apoyo al fin de la guerra contra las drogas, el presidente Obama rechazó dicho reclamo en conversaciones de alto nivel mantenidas en la Cumbre de las Américas realizada en Colombia. Obama advirtió que la legalización podría llevar a mayores problemas, pero expresó su voluntad de debatir sobre política de drogas. También anunció el envío de más de $ 130 millones de dólares en ayuda para incrementar la seguridad y perseguir narcotraficantes y cárteles de la droga en América Latina. Hablamos con Ethan Nadelmann, fundador y director ejecutivo de la Alianza por una Política de Drogas. Nadelmann nos acompaña desde Puerto Vallarta, México, donde asiste al Foro Económico Mundial sobre América Latina. También nos acompaña Greg Grandin, autor del libro Empire’s Workshop: Latin America, the United States, and the Rise of the New Imperialism (El taller del imperio: América Latina, Estados Unidos y el surgimiento de un nuevo imperialismo).

    AMY GOODMAN: Ethan Nadelmann, fundador y director ejecutivo de la Alianza por una Política de Drogas, se comunica con nosotros desde Puerto Vallarta, México, donde participa del Foro Económico Mundial sobre América Latina. Ethan va a hablarnos de la importancia de otra reunión, la Cumbre de las Américas, que se llevó a cabo en estos días en Cartagena, Colombia. También nos acompaña Greg Grandin, profesor de Historia Latinoamericana de la Universidad de New York.

    Ethan Nadelmann, ¿cuál es la importancia de la postura del presidente Obama contra la despenalización o contra todo tipo de legalización de las drogas, es decir, la posición que tomó en torno a las políticas sobre drogas? y ¿qué respondieron los líderes de América Latina?

    ETHAN NADELMANN: Yo no le daría tanta importancia a la oposición del presidente Obama a la legalización o despenalización de las drogas. Ese es el tipo de discurso que siempre se espera de un político. Hace mucho tiempo que los políticos se asustan hasta de su propia sombra cuando surge este tema. Lo que es mucho más importante es tratar de analizar todo esto, porque de eso se trata; esta cumbre —a pesar de los matices que hubo en los comentarios que se hicieron— va a encarar de manera histórica la transformación del diálogo regional y mundial con respecto a las políticas sobre drogas. Es la primera vez en la historia que un presidente y un vicepresidente dicen que la despenalización o la legalización de las drogas es un tema de debate legítimo. Es la primera vez que un presidente dice que está dispuesto a considerar la posibilidad de que las políticas de Estados Unidos con respecto a las drogas están causando más daño que beneficio en algunas partes del mundo.

    Luego están los otros líderes de la región. El presidente Santos es un aliado importante de Estados Unidos, como ya se dijo, fue ministro de defensa durante la presidencia de Uribe; es alguien con mucha credibilidad en la conducción de una guerra contra las drogas. Y está muy concentrado en iniciar esto. La revista Time lo tiene en la portada de esta semana como el líder latinoamericano de importancia emergente. Otto Pérez Molina, está muy concentrado también. Laura Chinchilla, presidenta de Costa Rica, salió diciendo que estaba muy complacida de que los países de América Central se beneficiaran con la apertura de estos debates. También se da la situación un tanto inusual de Evo Morales, el presidente boliviano de izquierda y ex líder del sindicato de cocaleros, que aleccionó a Estados Unidos con una frase que podría ser una cita de Milton Friedman: “¿Cómo pretenden que reduzcamos la oferta si hay demanda?”. Entonces estamos ante el comienzo de un cambio. No creo que se pueda dar marcha atrás.

    AMY GOODMAN: También el presidente mexicano, Felipe Calderón, volvió a apelar a Estados Unidos, el país con el mayor mercado de drogas ilegales del mundo, para que haga más esfuerzos tendientes a frenar el consumo.

    PRESIDENTE FELIPE CALDERÓN: Los países consumidores, señaladamente Estados Unidos, también deberían hacer un esfuerzo mayor para reducir el consumo y, por consiguiente, el extraordinario flujo de recursos económicos que va a parar a manos de los delincuentes.

    AMY GOODMAN: Y por supuesto, el mismo presidente colombiano, Santos, que como usted mencionó fue el destinatario de millones de dólares para la lucha contra el narcotráfico, está a favor de la despenalización. ¿Qué opina de esto, Ethan Nadelmann?

    ETHAN NADELMANN: Este es un momento interesante para el presidente Calderón. Su mandato termina a fin de este año. Luchó mucho tiempo contra las drogas. Y ahora señala con el dedo a Estados Unidos y le dice “¿por qué no reducen ustedes la demanda y frenan el ingreso de armas a nuestro país?”. En la Cumbre, Calderón expresó su aprecio por los nuevos acuerdos para luchar contra el crimen organizado. Pero al mismo tiempo, está haciendo circular y está apoyando este nuevo debate. Cuando estuvo en Estados Unidos el año pasado, comenzó a decir que si Estados Unidos no podía reducir la demanda de drogas ilegales, era tiempo de que investigue “las alternativas de mercado”, lo cual fue interpretado correctamente como sinónimo de alternativas legales. La secretaria de relaciones exteriores de México, Patricia Espinosa, en febrero dijo que ahora México apoya el debate sobre la legalización. Por lo tanto creo que la verdadera pregunta es si Calderón después de las elecciones de julio –momento en el que su gobierno ya no va a tener poder-, pero antes de terminar su mandato en diciembre, ¿se manifestará sobre este tema? ¿Hará un esfuerzo para hablar con más audacia, como Otto Pérez Molina y Santos lo están haciendo ahora?

    Y la otra cuestión es su posible sucesor, Peña Nieto, que viene del viejo partido PRI, que dominó la política mexicana durante casi siete décadas. El pensamiento general es que Peña Nieto solo quiere volver al antiguo acuerdo que había entre el gobierno y los mafiosos, que fue el modelo del PRI durante tantos años. Pero como me dijo recientemente el ex presidente César Gaviria, cuando alguien se convierte en presidente, se enfrenta a una nueva situación. Entonces, el año que viene el nuevo presidente de México va a tener que decidir si va a dejar que todo este debate se disipe, si va a querer seguir sufriendo las consecuencias de una política estadounidense fallida o si va a querer participar activamente en las iniciativas de Santos, Otto Pérez Molina, Chinchilla y otros líderes.

    AMY GOODMAN: ¿Qué importancia tiene el hecho de que este sea un año electoral, Ethan Nadelmann?

    ETHAN NADELMANN: Solo significa que no vamos a escuchar mucho sobre este tema en la política estadounidense. Tengo curiosidad por ver si Fox News o la campaña de Romney critican a Obama por el modesto reconocimiento que hizo. Pero lo interesante es que este es un tema tanto de la izquierda como de la derecha. Como se dijo antes, algunos de los principales impulsores de la reforma de la política de drogas en la región vienen de la derecha y centro-derecha, tanto los actuales presidentes Santos y Otto Pérez Molina, como los ex presidentes Cardoso, Gaviria y Zedillo de Brasil, Colombia y México, que fueron quienes encabezaron importantes comisiones a nivel mundial que contribuyeron a abrir el debate. En Estados Unidos, las dos grandes figuras del movimiento conservador de finales del siglo XX fueron William Buckley y Milton Friedman; en las elecciones primarias del Partido Republicano se escucha a liberales como Ron Paul y Gary Johnson hablar de este tema. Personas como el ex secretario de Estado George Shultz o Frank Carlucci se oponen claramente a la guerra contra las drogas. Grover Norquist, un opositor del diálogo, está muy en contra de la guerra contra las drogas. Así que este tema en gran medida concierne a ambos partidos. No va a haber en este tema el tipo de ataque que sí hay en otros temas entre la izquierda y la derecha. Creo que eso quiere decir por lo tanto que este debate se va a fortalecer y va a ser más enérgico.

    AMY GOODMAN: Profesor Greg Grandin, ¿qué opina del alarmante nivel de violencia vinculada con las drogas que hay en América Central y que todos tratan de manejar?

    GREG GRANDIN: Creo que es una consecuencia directa del Plan Colombia de Clinton, que trasladó la violencia desde Colombia a América Central. El plan logró dividir los cárteles del transporte, pero fue poco lo que hizo en materia de producción o consumo y, por lo tanto, sólo incentivó a los cárteles y las bandas en América Central. Era el momento en el que estos países estaban saliendo de guerras civiles devastadoras, intentando volver a armar sus instituciones civiles. Fue como un tsunami. Y además de eso estaban los problemas y desplazamientos provocados por el neoliberalismo, primero el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y después el Tratado de Libre Comercio de América Central, que sólo crearon enormes desplazamientos en el campo y destruyeron los mercados agropecuarios; los dos crearon este hueco y vacío que la violencia de las drogas llenó. Estos son los dos verdaderos legados del gobierno de Clinton.

    Soy un poquito más pesimista en cuanto a la capacidad de Estados Unidos de responder a esta situación. Lo que está en juego y lo que se ve en la Cumbre de las Américas es un verdadero foro internacional, un foro de política internacional, en Estados Unidos lo que se ve es la esclerosis política nacional.

    Las tres cosas que EE.UU. podría hacer para mejorar su situación y su relación con América Latina son normalizar la relación con Cuba, humanizar su política de drogas, tener una política comercial más humanitaria y también ocuparse de la inmigración, así que son cuatro cosas. Lo que detiene esto es la política nacional. Siempre hay elecciones en Estados Unidos. Siempre hay intereses de corto plazo que impiden una respuesta racional a largo plazo. Pero hay también profundos intereses dentro de Estados Unidos. Está el complejo industrial-militar que gana mucho dinero con la guerra contra las drogas. Está el Comando Sur de Estados Unidos (SOUTHCOM), cuya única razón de existencia es la guerra contra las drogas en América Latina. Creo que va a costar mucho trabajo sacar este tipo de intereses de esta política para dar lugar a una respuesta más racional.

    AMY GOODMAN: Ethan Nadelmann nos habla ahora, no desde Cartagena, sino desde Puerto Vallarta, México, donde asiste al encuentro regional del Foro Económico Mundial. ¿Qué importancia tiene esto ahora, después de Cartagena?

    ETHAN NADELMANN: [El Foro Económico Mundial] estaba planeado antes de que se supiera que se iba a tratar este tema en la Cumbre de las Américas. Pero estaré en un panel dentro de unos días con el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, el subsecretario de Estado de Estados Unidos para la lucha contra las drogas, William Brownfield, y con el ministro de interior de México, cuyo trabajo es librar la guerra contra las drogas. Así que es notable que, en un foro como éste que se ocupa principalmente de temas comerciales, se esté tratando este tema. Coincide, de todas maneras, con el hecho de que ahora se ve que las comunidades de comercio legal están apareciendo en lugares como Ciudad de México, Monterrey, Ciudad de Guatemala y dicen que esto no funciona.

    Y también tengo que decir que estoy de acuerdo con el invitado anterior: va a ser muy difícil mantener esta discusión en la superficie. Hay un complejo industrial-penitenciario. Hay grandes intereses y poderosas burocracias que durante décadas trataron de suprimir e ignorar este debate. Estados Unidos está tratando de encontrar el modo de llevar este debate a pantanos intelectuales para que no vaya a ninguna parte.

    Pero pienso que, por otro lado, gente como Santos, Otto Pérez Molina y otros son muy experimentados y están invirtiendo tiempo suficiente, de su propio esfuerzo, para seguir avanzando en este tema, para comprender que la sociedad civil, los intelectuales, los expertos en política de drogas deben comprometerse y que si dejamos este tema en manos de los zares de la droga de los gobiernos o a sus ministros de asuntos exteriores, el debate se termina. Eso es lo que Estados Unidos quiere. Los demás saben que tienen que ampliarlo para que sea efectivo.

    AMY GOODMAN: Quiero agradecerles mucho a ambos el haber estado con nosotros. Ethan Nadelmann, de la Alianza por una Política de Drogas, se comunicó con nosotros desde Puerto Vallarta, México, y Greg Grandin, profesor de Historia Latinoamericana en la Universidad de Nueva York, autor de Rise of the New Imperialism (El nacimiento del nuevo imperialismo) y Fordlandia (Fordlandia), finalista del Premio Pulitzer de historia.


    Traducido por Alejandra Burgos y Ter Garcia; editado por Gabriela Díaz Cortez.

    The original content of this program is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 United States License. Please attribute legal copies of this work to democracynow.org. Some of the work(s) that this program incorporates, however, may be separately licensed. For further information or additional permissions, contact us.

    Las noticias no comerciales necesitan de su apoyo

    Dependemos de las contribuciones de nuestros espectadores y oyentes para realizar nuestro trabajo.
    Por favor, haga su contribución hoy.
    Realice una donación
    Inicio