El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia advierte que millones de menores corren riesgo de muertes prevenibles debido a la presión que ejerce la pandemia sobre los sistemas de salud. Un modelo de UNICEF muestra que hasta 6.000 niños pequeños de países de bajos o medianos ingresos podrían morir cada día si las familias pierden acceso a alimentos nutritivos y los hospitales colapsan ante el inmenso flujo de pacientes con COVID-19, lo que impide el acceso a cuidados de salud de rutina.
En Estados Unidos, datos recientes revelan una abrupta caída en las denuncias de casos de abuso infantil, aunque los expertos creen que ello esconde en realidad un aumento del abuso que se desarrolla dentro de los hogares. Dado que los menores no están a la vista debido a las medidas de confinamiento, no hay oportunidad de que docentes, entrenadores o trabajadores sociales denuncien signos de abuso.