En el estado de California, en Estados Unidos, los bomberos continúan la lucha para contener más de veinte grandes incendios debido a que el clima cálido y los vientos secos y racheados avivaron las llamas que seguían ardiendo y provocaron nuevos incendios durante la noche. Los incendios más recientes, desatados en los condados de Napa y Shasta, al norte de California, han consumido unas 4.000 hectáreas, destruyendo viñedos y hogares, y requiriendo órdenes de evacuación para miles de personas.
A medida que California entra en el pico de su temporada de incendios, ya se han quemado 1.376 millones de hectáreas, un récord histórico. Científicos del clima advierten que las emisiones de gases de efecto invernadero han provocado altas temperaturas sin precedentes y una persistente sequía que ha resecado la vegetación, poniendo a los californianos en una situación vulnerable ante incendios explosivos.
Esto ocurre mientras investigadores de la Universidad de Stanford hallaron que al menos 1.200 personas, — una cifra que podría elevarse hasta 3.000 personas — han muerto como resultado de la inhalación del humo tóxico que cubrió California en las últimas semanas.