La familia de Colin Powell afirma que el ex alto general y ex secretario de Estado de Estados Unidos había sido diagnosticado con una forma de cáncer de la sangre que lo hacía vulnerable a contraer infecciones antes de que falleciera el lunes a la edad de 84 años por complicaciones debido a la COVID-19. Aunque Powell había recibido la pauta completa de la vacuna contra la COVID-19, estaba luchando contra la enfermedad de Parkinson y el mieloma múltiple, por lo que presentaba una inmunodepresión grave.
El lunes, el presidente Biden ordenó que las banderas de la Casa Blanca ondearan a media asta hasta el viernes en homenaje a Powell, y altos funcionarios del Gobierno ofrecieron elogios efusivos al ex secretario de Estado. Estas fueron las palabras expresadas por el secretario de Estado, Tony Blinken, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, y la vicepresidenta, Kamala Harris.
Secretario de Estado Antony Blinken: “Hoy una nación agradecida conmemora el final de una carrera distinguida y celebra 35 años de servicio y victoria”.
Secretario de Defensa Lloyd Austin: “El mundo perdió a uno de los líderes más grandes que hayamos visto”.
Vicepresidenta Kamala Harris: “Qué hombre estadounidense tan increíble”.
Como jefe del Estado Mayor Conjunto, Powell fue el arquitecto de la invasión estadounidense de Panamá en 1989 y supervisó la guerra encabezada por Estados Unidos contra Irak en 1991. Como secretario de Estado durante la presidencia de George W. Bush, Powell dio un falso testimonio ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en 2003 en el que afirmó que Irak contaba con armas de destrucción masiva, que en realidad nunca existieron, lo que allanó el camino para la invasión y ocupación del país por parte de Estados Unidos. Según muchas estimaciones, la guerra provocó la muerte de más de un millón de iraquíes.