Estados Unidos ha registrado más de 800.000 muertes por COVID-19 desde el inicio de la pandemia. El martes, un grupo de legisladores estadounidenses guardaron un minuto de silencio en las escalinatas del Capitolio para conmemorar este hito desolador.
Esto ocurre al tiempo que la Organización Mundial de la Salud ha advertido que la variante ómicron del coronavirus se está propagando a un ritmo sin precedentes y que es probable que ya esté presente en la mayoría de los países del mundo. Si bien datos preliminares muestran que ómicron parece causar síntomas menos graves de la enfermedad, es posible que la variante sea más resistente a las vacunas. Las autoridades estadounidenses afirman que ómicron podría convertirse en la variante dominante en el país. En el norte del estado de Nueva York, la Universidad de Cornell cerró su campus de la ciudad de Ithaca después de que la semana pasada se detectaran más de 900 casos de COVID-19. Muchos son contagios de la variante ómicron en estudiantes completamente vacunados.
Mientras tanto, la presidenta de la Comisión Europea también advirtió que el número de casos de ómicron se está duplicando cada dos o tres días y se espera que se convierta en la variante dominante en Europa a mediados de enero. El martes, Grecia registró 130 nuevas muertes por coronavirus, su segundo mayor número diario de fallecimientos desde el inicio de la pandemia.
La farmacéutica Pfizer afirmó este martes que su píldora antiviral contra la COVID-19 tiene una efectividad de casi el 90% en la prevención de fallecimientos o cuadros graves de la enfermedad si el medicamento se administra dentro de los tres días posteriores a la aparición de los síntomas. La farmacéutica también cree que el tratamiento es eficaz contra la variante ómicron. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) podría aprobar el uso del medicamento en unos días.
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