La cumbre del G7 concluyó el domingo en el condado de Cornualles, en Inglaterra. Mientras miles de activistas y manifestantes se congregaban en la localidad costera, los líderes mundiales no lograron establecer objetivos firmes para poner fin al uso del carbón y otras medidas destinadas a frenar la catástrofe climática. Los miembros del G7 acordaron algunas metas financieras para distanciarse de la industria de los combustibles fósiles y volvieron a comprometerse a financiar con 100.000 millones de dólares anuales a los países más pobres afectados por la crisis del cambio climático. En el frente de la pandemia, los miembros del G7 pidieron otra investigación sobre los orígenes de la COVID-19 y se comprometieron a tomar una serie de medidas para ayudar a prevenir pandemias en el futuro. Los líderes del G7 acordaron donar de manera colectiva 1.000 millones de dosis de vacunas a los países más pobres, pero la Organización Mundial de la Salud y otras organizaciones han dicho que se necesitan once mil millones de dosis para alcanzar los objetivos mundiales de vacunación. Los líderes del G7 también respaldaron un plan liderado por Estados Unidos para establecer una tasa de impuestos corporativos mínima universal de por lo menos un 15% y dieron a conocer un importante plan para construir infraestructuras diseñado para contrarrestar el poder de China y su multimillonaria “Iniciativa de la franja y la ruta”. Estas fueron las palabras expresadas por Max Lawson, de la organización Oxfam.
Max Lawson: “Creo que nunca antes en la historia del G7 ha habido un fracaso tan grande en vista de lo que es necesario hacer. Nos enfrentamos a la primera pandemia de este siglo, una situación completamente inédita. Nos quedan nueve años para salvar el planeta. La verdad, es difícil exagerar la escala de todo lo que hay que hacer”.