Israel lanzó lo que se ha descrito como una campaña de máxima presión contra la empresa de helados Ben & Jerry’s y su empresa matriz Unilever, después de que la conocida marca de helados anunciara que detendría las ventas en los asentamientos israelíes de los territorios ocupados de Cisjordania. Israel ha pedido a 35 gobernadores estadounidenses que hagan cumplir las leyes estatales que penalizan el apoyo al movimiento de Boicot, Desinversiones y Sanciones.
La semana pasada, la dirección del Fondo Común de Jubilación del Estado de Nueva York escribió a Unilever diciendo que estaba examinando si Ben & Jerry’s había violado la política estatal sobre los boicots antiisraelíes. Mientras tanto, Brad Lander, el candidato demócrata a contralor de la ciudad de Nueva York, criticó la posición del estado y dijo: “Las acciones que borran la distinción entre Israel y sus asentamientos en los territorios ocupados respaldan efectivamente la anexión y el actual status quo injusto de un solo Estado”.
Varios grupos judíos, incluidos J Street, New Israel Fund y Americans for Peace Now, que se oponen al movimiento de Boicot, Desinversiones y Sanciones, han defendido la decisión de la empresa Ben & Jerry y han rechazado las acusaciones respecto a que la decisión fue antisemita.
Mientras tanto, los fundadores de Ben & Jerry’s, que ya no tienen el control operativo de la empresa, han defendido la decisión de suspender las ventas en los asentamientos israelíes. En el periódico The New York Times, Ben Cohen y Jerry Greenfield se describen a sí mismos como judíos orgullosos y partidarios del Estado de Israel. “Creemos que la decisión puede y debe verse como un avance de los conceptos de justicia y derechos humanos, principios fundamentales del judaísmo”.