El Kremlin ha prohibido que se venda petróleo a todo aquel país que se adhiera al tope de 60 dólares por barril de crudo ruso que se transporte por vía marítima impuesto a principios de diciembre por el G7. Los países de la Unión Europea, al igual que otros países, han impuesto sus propias prohibiciones a dichas importaciones; sin embargo, esta medida afecta a países terceros que utilizan buques y empresas del G7 y de la Unión Europea para transportar el crudo.
Mientras tanto, activistas contra el cambio climático de Alemania han estado organizando protestas para denunciar la reactivación de la quema de carbón que llevó a cabo su Gobierno a fin de compensar la falta de gas ruso que se suministraba a través del gasoducto Nord Stream 1.