Alrededor de 1.100 personas han abandonado la Franja de Gaza desde que, la semana pasada, se abrió temporalmente el paso fronterizo de Rafah, que separa al enclave palestino de Egipto. Si bien las evacuaciones de personas con pasaporte extranjero y de personas con heridas graves han estado suspendidas desde el sábado, funcionarios egipcios, estadounidenses y cataríes dijeron que esperaban que éstas se reanuden en la tarde del lunes. Mientras tanto, el viernes surgieron informes de que Israel no estaba permitiendo que ciudadanos brasileños e irlandeses abandonaran el enclave devastado por la guerra a modo de represalia por las críticas que el país recibió por parte de dichos Gobiernos, que han pedido un alto el fuego en Gaza.
Estas fueron las palabras expresadas por Farah Salouha, una niña palestina-estadounidense de once años que se vio obligada a dejar a su padre en Gaza para viajar a Egipto con su madre y hermanos.
Farah Salouha: “Estoy muy triste porque quiero a todos mis amigos, especialmente a los de la escuela, porque siempre fui feliz con ellos. Y extraño ser feliz y no tener que estar preocupándome por mi seguridad todo el tiempo. […] El comienzo de la guerra fue muy duro porque estaba enferma y no podía dormir en mi habitación. Pero luego me dijeron que me fuera de Gaza, y yo no quería salir de Gaza. Sin embargo, tuve que ir a Rafah y dormir en diferentes lugares. Y seguíamos moviéndonos y moviéndonos, y yo no quería esto. No había electricidad ni internet ni agua”.