En el sureste de Brasil, al menos tres docenas de personas murieron durante el fin de semana cuando las fuertes lluvias que azotaron al litoral del Estado de São Paulo provocaron deslizamientos de tierra e inundaciones repentinas. Algunas áreas recibieron más de 60 centímetros de lluvia en solo 24 horas, en lo que los meteorólogos calificaron como un evento de condiciones climáticas extremas sin precedentes.
En Nueva Zelanda, al menos once personas murieron y miles siguen desaparecidas a una semana de que el ciclón Gabrielle dejara un rastro de devastación a lo largo de la Isla Norte del país. El primer ministro Chris Hipkins culpó al cambio climático por la magnitud del daño, y calificó al ciclón como el peor desastre natural que ha experimentado Nueva Zelanda en 100 años.
Mientras tanto, Madagascar se prepara para la llegada del ciclón Freddy, un mes después de que una devastadora tormenta tropical matara a 30 personas. Freddy es un ciclón extremadamente inusual y de larga duración, el tercero jamás registrado en cruzar el océano Índico.
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