El sábado, la policía israelí mató a disparos a un hombre palestino en la entrada de la mezquita de Al-Aqsa, la cual se encuentra ubicada en la zona ocupada por Israel de Jerusalén Oriental. Los testigos dicen que los policías dispararon más de 20 balas en menos de un minuto, luego de que el hombre intentara impedir que éstos acosaran a una mujer a la que habían detenido mientras se dirigía al recinto sagrado. La víctima, un hombre de 26 años cuyo nombre era Mohammed Khaled Elasibi, era un ciudadano palestino de Israel que acababa de terminar sus estudios en la facultad de medicina. Horas después de este incidente, un soldado israelí mató a disparos a un palestino cerca de la ciudad de Beit Ummar, en los territorios ocupados de Cisjordania. Los testigos dicen que las fuerzas armadas israelíes no permitieron que los médicos asistieran al herido de 24 años, quien murió desangrado.
Las muertes se produjeron al tiempo que el Gobierno del primer ministro de extrema derecha de Israel, Benjamin Netanyahu, dijo que había aprobado un plan para establecer una nueva guardia nacional bajo el mando del ultranacionalista ministro de seguridad nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir, quien una vez fue condenado por incitación racista contra palestinos y apoyar a un grupo terrorista.
En Siria, los medios de comunicación estatales están informando que cinco soldados resultaron heridos a causa de los ataques aéreos que Israel perpetró en la madrugada del domingo en la provincia de Homs. Este fue al menos el noveno ataque aéreo que Israel lleva a cabo dentro de Siria desde principios de 2023.
Inicio