Mujeres, niñas, refugiados y ciudadanos comunes de Afganistán se enfrentan a condiciones terribles a dos años de la toma del poder por parte de los talibanes

Titular16 Ago. 2023

El martes se cumplieron dos años del regreso de los talibanes al poder en Afganistán, luego de que Estados Unidos llevara a cabo una invasión fallida y ocupara el país asiático durante dos décadas. Los afganos se enfrentan a crecientes crisis humanitarias y de derechos humanos, las cuales se ven agravadas por el congelamiento por parte de Estados Unidos de miles de millones de dólares de reservas afganas depositadas en instituciones financieras estadounidenses y por la prohibición impuesta por parte de los talibanes que les impide a las mujeres trabajar en la mayoría de los sectores, lo que hace que la ONU y otras agencias internacionales de ayuda humanitaria no puedan prestar servicios ni operar en el país. Las mujeres y las niñas han quedado prácticamente excluidas de la vida pública. Estas fueron las palabras expresadas desde Kabul por Hosna, una joven de 24 años.

Hosna: “No pensaba que los talibanes tomarían el control del país algún día y, después de lograrlo, sus restricciones a las mujeres han ido aumentando día a día y nos han causado muchos problemas. Por lo que a mí respecta, el 'día de la victoria' de los talibanes es el peor día para el pueblo de Afganistán”.

Un enviado de la ONU ha pedido a la Corte Penal Internacional que procese a los funcionarios afganos por crímenes de lesa humanidad por cómo tratan a las mujeres y niñas afganas.

Según la ONU, más de 1,6 millones de afganos han huido del país en los últimos dos años. La mayoría de esos refugiados, unos 600.000, han huido a Pakistán. Mientras tanto, decenas de miles de afganos que trabajaban para las fuerzas armadas o contratistas estadounidenses han estado esperando poder establecerse en Estados Unidos o que se tramiten sus solicitudes de visa. Muchos de ellos afirman que actualmente se encuentran atrapados en el limbo. Marwa, una joven de 18 años cuyo padre trabajaba como guardia para una organización no gubernamental estadounidense, vive con otros once miembros de su familia en una pequeña vivienda que alquilan cerca de la ciudad capital de Pakistán, Islamabad, mientras ven cómo se les acaban sus ahorros a la espera de noticias sobre sus visas estadounidenses.

Marwa: “Aquí sólo tenemos una habitación con cocina. Nuestro espacio es muy reducido. No podemos volver a Afganistán. [Si lo hacemos, ellos] matarán a mi padre. Queremos llegar cuanto antes a nuestro destino para poder estudiar allí, porque allí todo es favorable. Aquí no podemos estudiar ni vivir, como tampoco lo podemos hacer en Afganistán”.

Mientras tanto, el Comité para la Protección de los Periodistas pidió a los talibanes que pusieran fin a su persecución de los periodistas, y lamentó que “la que en el pasado fue una vibrante prensa libre de Afganistán sea ahora el fantasma de lo que alguna vez fue”.

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