El alcalde de Derna, una ciudad portuaria situada al este de Libia, afirma que alrededor de 20.000 personas han muerto debido a las catastróficas inundaciones ocurridas el domingo tras las lluvias sin precedentes que causaron el colapso de dos represas. Las autoridades libias afirman que es posible que nunca se conozca el número real de muertes, ya que la crecida de las aguas arrastró vecindarios enteros al mar. El primer ministro libio descartó el martes la necesidad de ayuda internacional, aunque afirmó que Libia sí precisa ayuda para localizar los cadáveres de las víctimas que fueron arrastradas a las aguas del mar Mediterráneo.
Primer ministro Abdul Hamid Dbeibeh: “No necesitamos ayuda; ni medicamentos o equipos ni personal médico o ambulancias. Gracias a Dios tenemos 400 ambulancias desplegadas. Pero tenemos dificultades para recuperar los cuerpos del mar”.
Los equipos de rescate advirtieron acerca de la posibilidad de que se propaguen enfermedades y pidieron un mayor suministro de bolsas para el traslado de cadáveres. Muchas de las personas fallecidas por las inundaciones en Derna están siendo enterradas en fosas comunes. El miércoles, el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, instó a los dos Gobiernos rivales de Libia a dejar de lado sus diferencias para coordinar las labores de ayuda.
Volker Türk: “Insto a todos los actores políticos libios a superar las diferencias y las divisiones y a actuar de manera colectiva para garantizar el acceso a la ayuda. Es el momento de unirse en un propósito común. Todas las personas afectadas deben recibir apoyo sin importar sus afiliaciones”.
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