Los rivales políticos sudaneses viajaron el fin de semana a El Cairo, la capital de Egipto, para mantener conversaciones sobre el conflicto que azota Sudán, pero no llegaron a un acuerdo para poner fin al derramamiento de sangre que ha devastado al país africano desde abril de 2023. El grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido y el Ejército sudanés no dan tregua a los enfrentamientos por el territorio y el poder, que han causado la muerte a decenas de miles de personas y obligado a unas diez millones de personas a abandonar sus hogares en lo que la ONU considera la peor crisis de desplazamientos forzados del mundo. El estado suroriental de Sennar, al que muchas personas habían huido en busca de seguridad, ha sido objeto de ataques por parte de Fuerzas de Apoyo Rápido desde junio, lo que ha causado una nueva ola de desplazamientos de población. Unas 25 personas se ahogaron la semana pasada en el río Nilo mientras intentaban escapar de los combates en Sennar.
Asimismo, los enfrentamientos continúan en la ciudad de El Fasher, el último bastión del Ejército sudanés en el estado de Darfur. La ONU advierte que la población de 14 zonas de Sudán corre riesgo de padecer hambruna, mientras que 750.000 personas enfrentan actualmente niveles catastróficos de hambre extrema.