En el Reino Unido, crece la agitación social tras el mortal apuñalamiento de tres niñas ocurrido la semana pasada en la localidad noroccidental de Southport. El hecho ocurrió durante un taller de danza para niños y niñas. Al menos otros ocho menores y dos adultos resultaron heridos en el ataque, muchos de ellos permanecen aún en estado crítico. El ataque desató violentas protestas de extrema derecha en todo el Reino Unidos después de que informaciones iniciales identificaran erróneamente al sospechoso como un inmigrante que vivía en el Reino Unido sin documentación. De hecho, el sospechoso, que tiene 17 años, nació en Cardiff, la capital de Gales, y sus padres son originarios de Ruanda. Durante el fin de semana, los agitadores asaltaron e incendiaron hoteles utilizados para albergar a solicitantes de asilo en el norte del Reino Unido. Unas 150 personas fueron detenidas durante las violentas protestas y se registraron incidentes en las ciudades de Hull, Liverpool, Bristol y Belfast, entre otras. Manifestantes antifascistas también salieron a las calles para contrarrestar las acciones de los nacionalistas blancos. El primer ministro británico, Keir Starmer, condenó lo que describió como “matonismo de extrema derecha”.
Primer ministro Keir Starmer: “La gente en este país tiene derecho a estar segura. No obstante, hemos observado que las comunidades musulmanas y otras comunidades minoritarias están siendo blanco de ataques: se vandalizan mezquitas, se realizan saludos nazis en las calles, se agrede a la policía y se ejerce una violencia indiscriminada acompañada de una retórica racista. Así que no evitaré llamar a esto por su nombre: 'matonismo de extrema derecha'”.