La familia de la activista turco-estadounidense Ayşenur Ezgi Eygi dice que la Casa Blanca no los ha llamado para ofrecer sus condolencias después de que un francotirador israelí le disparara a Eygi mortalmente en la cabeza durante una protesta que se estaba llevando a cabo el viernes pasado en la ciudad cisjordana de Beita. El martes, el presidente Biden dijo que creía que la muerte de Eygi fue accidental, que la bala que la mató rebotó en el suelo. Por su parte, el Ejército israelí dijo en un comunicado que era “muy probable” que Eygi haya recibido un disparo “indirecto y no intencionado” de las fuerzas armadas de Israel cuando estas apuntaban a otro manifestante. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, criticó al Ejército israelí por la muerte de Eygi.
Secretario de Estado Antony Blinken: “Su muerte no fue provocada ni justificada. Nadie debería morir a causa de disparos por asistir a una protesta. Nadie debería tener que arriesgar su vida por el solo hecho de querer expresar su opinión libremente. A nuestro juicio, las fuerzas de seguridad israelíes necesitan hacer algunos cambios fundamentales en la forma en que operan en Cisjordania, incluidos cambios en sus reglas de enfrentamiento”.
A pesar de las declaraciones de Blinken, el Gobierno de Biden aún no ha puesto ninguna condición a los envíos de armamento estadounidense a Israel, incluido el nuevo paquete de armas valuado en 20.000 millones de dólares que fue aprobado en agosto.