
Esta semana, las autoridades federales han intensificado sus operaciones en Minnesota como correlato de la intensificación de los ataques del presidente Donald Trump contra la comunidad somalí del estado. Después del tiroteo fatal que tuvo lugar cerca de la Casa Blanca la semana pasada, el Gobierno suspendió las solicitudes de residencia permanente y ciudadanía de personas de Somalia, así como de otros dieciocho países. Durante una reciente reunión de gabinete, Trump lanzó una diatriba racista contra la comunidad somalí, en la que dijo: “No los queremos en nuestro país”; y se refirió a los inmigrantes somalíes como “basura”. Con aproximadamente 80.000 integrantes, el estado Minnesota tiene la comunidad somalí más grande de Estados Unidos conformada, en su gran mayoría, por personas con ciudadanía o permiso de residencia permanente.
“El presidente ha dicho muchas cosas viles, pero en estos momentos tenemos que unirnos y responder”, señala Jaylani Hussein, director ejecutivo de CAIR-Minnesota, quien destaca los vínculos que existen entre la política exterior de Trump y sus ataques a la comunidad somalí de Estados Unidos. “La demonización de la comunidad musulmana sienta las bases para salir a matar musulmanes en el extranjero. Siempre ha sido así, tanto en la guerra de Afganistán como en la guerra de Irak”.
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