En Nueva York, más de 2.000 guardias penitenciarios que participaron en una huelga no autorizada fueron despedidos por no presentarse a trabajar antes de la mañana del lunes, plazo que había sido establecido este fin de semana como parte de un acuerdo entre los funcionarios estatales y el sindicato de carceleros. La gobernadora Kathy Hochul firmó el martes una orden ejecutiva que prohíbe a los guardias penitenciarios despedidos prestar servicios en las fuerzas del orden y tener algún cargo en la administración pública de Nueva York. La huelga ilegal provocó que decenas de prisiones estatales dejaran a sus reclusos dentro sus celdas, al tiempo que estos denunciaban el empeoramiento de las condiciones en el interior de las cárceles. Al menos nueve prisioneros murieron durante la huelga, incluido Messiah Nantwi, de 22 años, cuya muerte está siendo investigada por un fiscal especial. Un total de 15 empleados penitenciarios también fueron puestos en licencia administrativa después de que varios testigos dijeran que Nantwi fue golpeado fatalmente por un grupo de guardias.
Como parte del acuerdo para poner fin a la huelga, se suspendieron algunas prohibiciones de la Ley de Alternativas Humanitarias al Confinamiento Solitario a Largo Plazo (HALT, por sus siglas en inglés) de Nueva York. El objetivo de esta ley era proteger a las personas encarceladas de ser sometidas al uso indefinido del confinamiento solitario y fue parte crucial de la huelga no autorizada que lideraron los guardias penitenciarios que, durante mucho tiempo, se han opuesto a la medida.