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Entrevista realizada el 1 de marzo de 2010
Aún cuando la población del sur de Chile sigue enfrentándose al creciente número de víctimas fatales y a la devastación provocada por el enorme terremoto del sábado, muchos sismólogos creen que los destrucción podría haber sido mucho peor. El terremoto de 8,8 grados que azotó Chile a primeras horas de la mañana del sábado fue 500 veces más potente que el de 7,0 grados que sufrió Haití el 12 de enero del presente año. El mismo provocó solamente una fracción de las 300.000 víctimas fatales que se calcula hubo en Haití. Los sismólogos sugieren que uno de los motivos de esta diferencia de escala es que Chile aplicó normas para la construcción de edificaciones antisísmicas, luego de la experiencia del terremoto de 9,0 grados de hace cincuenta años, en 1960.
AMY GOODMAN: En Chile, los trabajadores de rescate están buscando sobrevivientes bajo los escombros después del fuerte terremoto de magnitud 8.8 en la escala de Ritcher, uno de los más fuertes registrados en la historia. Más de 700 personas murieron y se espera que el número aumente.
La presidenta chilena Michele Bachelet ha anunciado medidas de emergencia para lidiar con la destrucción, al tiempo que afirmó que un millón y medio de personas han sido afectadas por el terremoto y declaró el “estado de catástrofe”. Algunas zonas del país se encuentran bajo toque de queda.
El terremoto ha dañado seriamente muchas de las carreteras, aeropuertos y puertos del país. También desató un tsunami que mató, al menos, a cuatro personas y causó serios daños a, al menos, una ciudad portuaria.
Concepción, la segunda ciudad mas grande de Chile, alrededor de 300 millas al sur de Santiago, fue una de las ciudades más golpeadas. La alcaldesa de la ciudad, Jaqueline van Rysselberghe, informó que la comida se está agotando y la situación se está yendo de control. Miles de personas continúan sin hogar. La Fuerzas Armadas fueron enviadas como apoyo de la Policia local. Los oficiales de seguridad usaron gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a una multitud que se estaba llevando comida y suministros de un supermercado en Concepción. Pero, según el New York Times, las autoridades policiales, atendiendo los gritos de los residentes que clamaban por la falta de comida y agua, finalmente establecieron un sistema que permite que se tomen productos de primera necesidad, pero no televisiones y otros bienes electrónicos.
Aun cuando la población del sur de Chile continúa lidiando con la cifra de muertos y la devastación provocada por el gran terremoto, muchos sismólogos creen que la destrucción podría haber sido mucho peor. El terremoto de 8.8 grados de magnitud que golpeó a Chile la mañana del sábado fue 500 veces más potente que el sismo de 7.0 grados de magnitud que azotó a Haití el 12 de enero, pero causó una pequeña cantidad de víctimas fatales en comparación con las 300.000 personas que se estima que murieron en Haití.
Los sismólogos sugieren que una razón de la diferencia en la escala es que Chile aplicó e hizo cumplir los códigos de construcción para estructuras resistentes a terremotos después de la experiencia del terremoto de 9.0 grados de magnitud en la escala de Ritcher que el país sudamericano sufrió hace cincuenta años, en 1960. El experto en terremotos Roger Bilham afirma que es la calidad de las edificaciones y no simplemente la fuerza de un temblor lo que da lugar a un mayor peligro durante el terremoto. Bilham advierte que algunas de las ciudades de más crecimiento del sur global están entre las ciudades del mundo que enfrentan riesgos significativos de sismos, y el ritmo de crecimiento y construcción, que se lleva adelante de forma desordenada, pone en riesgo a 400 millones de personas.
Bilham estuvo entre los primeros sismólogos que visitaron Haití después del terremoto y en un reciente artículo en la revista Nature llama a que se hagan cumplir las normas para la construcción de edicificios resistentes a los terremotos. Roger Bilham, profesor de geología de la Universidad de Colorado y co-autor junto a Susan Elizabeth Hough de “After the Earth Quakes: Elastic Rebound on an Urban Planet” (Tras los Terremotos: El rebote elástico en un planeta urbanizado), se comunica con nosotros desde Denver, Colorado.
Te damos la bienvenida a Democracy Now! Es muy bueno tenerte con nosotros.
ROGER BILHAM: Buenos dias.
AMY GOODMAN: Roger, ¿puedes comenzar explicando la magnitud del terremoto que sacudió a Chile y la embergadura de los daños?
ROGER BILHAM: Sí, un terremoto de magnitud 8.8 es uno de los mayores que hemos tenido en el planeta. De hecho, el mayor que conocemos también sucedió en Chile en 1960, como bien has puntualizado. Tuvo una magnitud de 9.5, mucho más alta del que acaba de suceder. De todas maneras, el índice de muertes en Chile durante ese terremoto fue sólo de 1.600 personas.
Quizás alcancemos las cuatro cifras en este terremoto, pero tenemos que pensarlo como una gran triunfo. Las construcciones resistentes a los terremotos prevalecen a lo largo de Chile. Tienen un gobierno inteligente que hace cumplir estas regulaciones. Y tienen recordatorios constantes sobre lo que un terremoto puede hacer. Así que, aunque un gran número de edificios se han visto dañados, los edificios se han dañado hasta un punto en el que la gente todavía puede salir de ellos.
En Haití, esto no ocurrió. Los edificios fueron sacudidos violentamente y se desplomaron por completo, en muchos casos, porque su construcción no tenía ningún tipo de resistencia a los terremotos. Y aunque Haití tiene una larga historia en cuanto a terremotos —Cristobal Colón llegó en 1492, obviamente no sabemos sobre los terremotos antes de eso—… Aunque Haití tiene esta extraordinariamente larga historia de terremotos, el gobierno local fue completamente inconsciente de los efectos potenciales de las malas prácticas de edificación.
AMY GOODMAN: Y cuando hablas sobre malas prácticas de edificación, ¿qué quieres decir exactamente? ¿Qué tenía Chile que no tenía Haití?
ROGER BILHAM: Bueno, en primer lugar, hay varias cosas en las que insisten los ingenieros especializados en terremotos. La supervivencia de ciertas estructuras críticas, como hospitales, escuelas, estaciones de bomberos, etc… Éstas tienen que quedar intactas luego de un terremoto y estar listas para operar minutos después de que la sacudida haya parado. Resulta que, en el caso de Chile, algunos de los hospitales han resultado dañados, pero probablemente no tanto como lo podrían haber sido.
Ahora bien, ¿qué se debe hacer para que un edificio sea seguro ante un terremoto? Se necesitan cimientos fuertes y de calidad. La mayoría de los edificios de altura que se costruyen en la actualidad se hacen a partir de las llamadas “estructuras de hormigón armado”, que tienen una estructura de acero integrada en el hormigón. Es necesario asegurarse de que se está usando el tipo correcto de acero. Si se utiliza acero quebradizo, por ejemplo, el acero simplemente se romperá durante el terremoto. Lo correcto sería usa acero dúctil, que cuesta un poco más.
En Haití, todo era acero quebradizo, acero sin elasticidad, incluso, sin las pequeñas ondulaciones que mantienen el hormigón compacto cuando comienza la sacudida. Hay pequeñas piezas de la estructura que parecen estar ahí simplemente para mantener el acero en su sitio durante el vertido de cemento, se llaman estribos. Los estribos usados en Haití eran muy débiles, de una resistencia parecida a la de una malla de alambre, mientras que en Chile, estoy seguro de que usaron materiales de un grosor y resistencia apropiados. Y lo que hacen estas pequeñas piezas de metal es evitar que las columnas estallen durante la violenta sacudida vertical de un terremoto.
También la calidad del cemento es importante. Si mezclas tres partes de arena en una parte de hormigón, que es una cosa que nunca te dirán en la universidad, pero que mucha gente de la construcción sabe, obtienes cemento de buena calidad, que no se parte en pedazos durante un terremoto. De todas maneras, si bajas a la playa y recoges arena de la playa en una carretilla y la llevas de vuelta al lugar de la construcción sin lavarla o sin comprobar exactamente cómo está compuesta —quizás tenga suciedad o tierra, o quizás tenga sal— terminas con un cemento muy débil. Y es demasiado tentador, si estas construyendo tu propia casa, como debe haber ocurrido frecuentemente en Haití, hacer la mezcla con cuatro partes de arena o cinco partes de arena, logrando así un cemento extremadamente débil.
Otra cosa es la adición de cemento agregado. Cuando construyes edificios fuertes, como un ingeniero especializado en terremotos ciertamente habría hecho en Chile, y en efecto han hecho, usas un tipo de agregado muy anguloso. Si utilizas guijarros redondeados, los guijarros no se agarran al cemento, y simplemente caen en pedazos.
Así que hay un número de cosas muy obvias que se pueden hacer, y desafortunadamente, a la gente no le han dicho como hacerlas. Muy a menudo los trabajadores peor pagados acuden a una obra en construcción y les dicen que hagan alguna mezcla de cemento, siguiendo lo que tal o cual hace por allí, y lo monten. Bueno, si hay un ingeniero a bordo, se hace de forma correcta. Si el hombre lo hace por su cuenta, puede que esté copiando prácticas incorrectas. Y como resultado, Haití ha duplicado una serie de estructuras catastróficas que son débiles desde sus cimientos y que, consecuentemente, caen.
AMY GOODMAN: Profesor Bilham, ¿se ha incrementado el número de terremotos? Quiero decir, esta semana tenemos lo que pasó en Chile. También, ¿no hubo uno pequeño en Pakistán? Y además, por supuesto, el horror en Haití el 12 de enero. ¿Podría hablar sobre esto, y mas allá, en China, en Pakistán, en el pasado, en Estados Unidos…?
ROGER BILHAM: Por supuesto que sí, hablemos de esto. Todo el tiempo ocurren terremotos. Desde hace muchos miles millones de años se suceden terremotos en nuestro planeta, y no hay un cambio en su frecuencia. Parece como si ahora, de pronto, sucedieran grandes terremotos, una especie de efecto conspirativo. Pero no, se trata simplemente de una fluctuación estadística.
En realidad, tenemos que preocuparnos por los terremotos que ocurren cerca de los centros poblacionales. No necesitamos preocuparnos por los terremotos que tienen lugar en medio del oceano. Nadie esta allí, sólo unos cuantos peces. Así que, lo que realmente importa es lo que ocurre donde están nuestros pueblos.
Y una de las revelaciones mas inesperadas que surge es que, si haces un mapa del mundo y dejas caer el dedo sobre todas las ciudades que conoces, las más grandes, problamete la mitad de ellas, estén localizadas en los bordes de las placas terrestres. Los terremotos ocurren en el borde de las placas. Ahora, supongamos que uno viniera de una galaxia lejana y quisiera poblar el planeta, simplemente intentaría evitar estos sitios. Pero nosotros hemos crecido en este planeta, y descubrimos que las zonas de delimitación de las placas son, en efecto, zonas muy deseables para vivir. Están en la costa. Tienen, generalmente, un buen sistema de comercio. Hasta en tierra adentro, cerca de las cadenas montañosas que también están sobre bordes de placas, como en el Himalaya y en partes de Irán, etc, las ciudades están a menudo localizadas cerca de las fuentes de agua, y estas fuentes de agua surgen en zonas límite. En otras palabras, resulta que los sitios más deseables de nuestro planeta están poblados por ciudades muy, muy grandes.
Ahora bien, si retrocedemos 150 años, nos encontramos con que esas mismas ciudades eran pueblos. La población mundial se ha multiplicado por diez en un momento en el que se están repitiendo los terremotos más dañinos de nuestro planeta. Así que probablemente hemos creado una bomba de tiempo en cientos de ciudades con poblaciones de más un millón de personas. Podríamos hacer una lista de estos cientos de ciudades, y probablemente dos o tres de ellas sufrirán daños por terremoto en las próximas dos o tres décadas. Es un pronóstico completamente inaceptable. Decir que vamos a perder a otras 500.000 personas no es aceptable. Seiscientas cincuenta mil personas han fallecido desde el año 2000 a causa de terremotos; cuatro veces más que las pérdidas de vidas registardas en terremotos en las dos décadas anteriores.
Y la pregunta es ¿por qué está ocurriendo esto? Bueno, en parte, se trata de una fluctuación estadística que comprende a los lugares donde están ocurriendo los grandes terremotos, y en parte también a la reaparición de estos grandes terremotos en ciudades que tan solo eran pueblos hace 200 años. Conocemos la historia de los terremotos y sabemos que les esperan terremotos. Así que es probable que muchas de estas ciudades, casi todas en los países en vías de desarrollo, sean demolidas por terremotos.
Hay un dicho famoso que dice “no son los terremotos los que matan a las personas, son los edificios”. Y lo que de hecho estamos viendo ahora es que los edificios son armas de destrucción masiva. De hecho, según mi punto de vista es completamente inaceptable que debamos vivir en un mundo en el que un ligero movimiento de tierra puede echar abajo un edificio. No tiene sentido. Sabemos como hacerlo correctamente. Es simplemente que no lo hemos hecho. Llevará un largo tiempo, a lo mejor-
AMY GOODMAN: Roger Bilham, ¿cómo se puede hacer cumplir la normativa para la construcción de este tipo de edificios? ¿Cómo se exige el cumplimiento de estas normativas, el tipo de normativas sobre construcción de la que hablas?
ROGER BILHAM: En Estados Unidos, la labor de los inspectores de construcciones es observar la construcción de un edifico en cada fase. En California o en Colorado no se puede levantar un edifico sin que haya alguien observando por encima de tu hombro cada paso. No se puede llevar a cabo el siguiente paso sin haber recibido el certificado por la fase anterior.
En lugares como Karachi o Teherán, las normativas sobre construcción se están imponiendo ahora, y es algo que está ocurriendo de manera oficial. Sin embargo, en otras partes del mundo es posible hablar con el funcionario que inspecciona tu construcción y decirle «¿por qué no vienes mañana cuando haya echado el cemento? Aquí tienes, unos cientos de dólares para que hagas la vista gorda».
Y uno podría pensar, ¿cómo se puede ser tan estúpido como para construir un edificio sin suficiente resistencia? Y la respuesta es que de esa manera se ahorra dinero. Y en los países en vías de desarrollo existe una disputa entre lo que debería hacerse y la naturaleza humana, y se intenta abiertamente obtener mayores ganancias o hacerle ahorrar dinero a los constructores de manera encubierta. ¿Sabes?, muchas veces estos-
AMY GOODMAN: Y también está el tema de la pobreza…
ROGER BILHAM: Así es. De hecho en Haití, los sismólogos, compañeros míos, avisaron a los haitianos que se iban a producir grandes terremotos, al igual que había ocurrido algunos siglos atrás, y que existía suficiente tensión en el límite divergente entre las placas tectónicas para que se repitiera la secuencia de eventos acaecidos en el 1700. Pues bien, este tipo de noticias es algo así como «sigue soñando». Haití tenía tal cantidad de problemas que, incluso si hubieran intentado remodelar estos edificios, les habría llevado dos o tres décadas. Y tampoco había dinero para esto. Hay otros asuntos de mayor importancia.
AMY GOODMAN: Finalmente, ¿existen situaciones o fenómenos provocados por el hombre que estén incrementando el número de terremotos? ¿Hay algo de lo que hacemos al planeta que tiene un efecto en los terremotos, el número de terremotos o su intensidad?
ROGER BILHAM: La verdad es que no. No puedo decir que no tenga ningún tipo de efecto. Algunas veces, la construcción de grandes represas puede activar un terremoto. Pero lo que estamos observando ahora es el movimiento incesante de las placas tectónicas. Y, generalmente, lo que el planeta nos tiene reservado son cien terremotos de magnitud 7.0 al año. Los desastres en el futuro dependerán de si los terremotos ocurren cerca de ciudades que son vulnerables a los movimientos de tierra, o lejos de ellas. Es algo impredecible.
Pero creo que en este momento podemos prever que ocurrirá algo que no ha ocurrido jamás en la historia de este planeta: que un terremoto pueda llegar a matar a un millón de personas. ¿Cómo se puede hacer un pronóstico tan disparatado? Pues porque nunca antes hemos tenido una cantidad tan grande de población en riesgo de sufrir terremotos, ciudades de hasta 12 millones de personas. Hay muchas ciudades como esta, y muchas otras, como Estambul o Teherán, que tienen una historia de terremotos catastróficos. Y sólo una vez que se produzcan estos terremotos puede que salgan a la luz la corrupción y las malas prácticas en la construcción edilicia.
AMY GOODMAN: Finalmente, ¿piensas que puede producirse un terremoto en Estados Unidos en el futuro cercano?
ROGER BILHAM: Bueno, somos muy cautelosos a la hora de predecir un terremoto. Hace unos años lo intentamos con un terremoto de poca magnitud en un campo de vacas en Parkfield y fue un fallo colosal.
Lo que sí podemos hacer es prever que habrá terremotos. Lo que quiero decir es que sabemos que los terremotos van a ocurrir en un marco temporal de unos treinta años. Y está claro que en la Falla de San Andreas se van a producir un par de grandes terremotos de un momento a otro, uno de ellos cerca de Palm Springs. Podría alcanzar la región de Los Ángeles a través de Palmdale y así sucesivamente. Se sabe que ese terremoto está lo suficientemente maduro como para que se produzca en algún momento. Puede que no ocurra en cien años, pero es algo que se espera que ocurra. Y, por supuesto, la resistencia a los terremotos es bastante buena en Los Ángeles. Las casas están hechas de madera y en toda la región predominan los diseños preparados para resistir terremotos.
Pero un terremoto de mucha mayor magnitud podría ocurrir más al norte desde Cabo Mendocino hasta el estado de Washington, pasando por Oregon. Está previsto que se produzca un terremoto de magnitud 9.0 en Estados Unidos. Esto, una vez más, podría ocurrir ahora o podría no ocurrir en cien años. Pero ocurrir, seguro que va a ocurrir. Y cuando suceda, va a poner a prueba las normativas sobre construcción que se han impuesto en lugares como Seattle. Hay una gran número de edificios que no fueron construidos para resistir terremotos. Cabe pensar que muchos de los edificios construidos a base de ladrillos o mampostería quedarán dañados. También se producirá un gran tsunami. Y sí, es algo que va a ocurrir definitivamente en nuestra generación o en la próxima. Y creo que estamos más o menos preparados para ello. Desde luego, mucho mejor preparados que Haití, y tan preparados como en Chile.
AMY GOODMAN: Roger Bilham, quiero agradecerte por haber estado con nosotros. Roger Bilham es profesor de geología en la Universidad de Colorado en Boulder y coautor junto con Susan Elizabeth Hough de «Tras los terremotos: El rebote elástico en un planeta urbanizado».
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Traducido por Pablo Ramos, Ter García y Democracy Now! en español