La Guerra Santa de la Ciudad de Nueva York contra Debbie Almontaser

Columna18 de marzo de 2010
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    Por Amy Goodman

    Publicado el 17 de marzo de 2010

    Debbie Almontaser ganó una batalla contra la discriminación. Fue la fundadora y directora de la primera escuela pública de lengua árabe de Estados Unidos, hasta que una campaña de odio la obligó a renunciar. Se la conoce por lograr sortear las diferencias culturales, y unir a musulmanes, cristianos y judíos. Sin embargo, al acercarse la fecha de apertura de la nueva escuela en el verano de 2007, fue blanco de ataques anti-musulmanes y anti-árabes. La semana pasada, la Comisión federal de Igualdad de Oportunidades de Empleo (EEOC, por sus siglas en inglés) dictaminó que el Departamento de Educación de la Ciudad de Nueva York (DOE, por sus siglas en inglés) la discriminó “a causa de su raza, religión y nacionalidad”.

    La escuela se llama Academia Internacional Khalil Gibran (KGIA, por sus siglas en inglés). Gibran fue un escritor y filósofo libanés. Su obra más conocida, “El profeta”, publicada en 1923, vendió más de 100 millones de copias en 40 idiomas. Un verso de “El profeta”, destacado en el sitio web de la academia, dice del maestro: “Si él es sabio de verdad, no os pedirá que entréis en la casa de su sabiduría, sino que os guiará, más bien, hasta el umbral de vuestro propio espíritu”.

    Pero la libertad de espíritu estuvo lejos de ser la respuesta del pequeño grupo llamado Stop the Madrassa (Detengan la Madrasa). El grupo utilizó la palabra árabe que significa escuela, madrasa, debido a sus connotaciones negativas por ser asociada a las escuelas religiosas en Afganistán y Pakistán. La academia Khalil Gibran fue creada como una escuela pública, laica y bilingüe, con cursos del sexto al doceavo grado, y no incluía materias religiosas en su programa. A medida que el pequeño pero ruidoso grupo continuó oponiéndose a la escuela planificada, el Departamento de Educación de la Ciudad de Nueva York obligó a Almontaser a asistir a una entrevista con el New York Post, de Rupert Murdoch. El titular del artículo era un juego de palabras con doble significado en inglés. Podía interpretarse como “Directora de una escuela de la ciudad 'se rebela'” o “Directora de una escuela de la ciudad es ’repugnante’”.

    En la entrevista, a Almontaser se le pidió que explicara el uso de la palabra intifada, debido a que la palabra aparecía en la camiseta de una organización de mujeres que a veces utilizaba las oficinas de un grupo comunitario del que ella era miembro del directorio. La camiseta no tenía nada que ver con la Academia Internacional Khalil Gibran. Almontaser me dijo: “Me hizo una o dos preguntas sobre la escuela y luego me preguntó cuál era la raíz de la palabra intifada. Y luego le dije, como periodista debería haber hecho sus deberes. Y su respuesta fue: 'Sí, los hice, y encontré muchas definiciones de la palabra, pero quería tener una mejor comprensión de donde se originó esta palabra, su raíz.' Como educadora, simplemente respondí y le dije que viene de la palabra infad en árabe, que significa 'librarse de'; sin embargo, esta palabra ha desarrollado una connotación negativa a raíz del conflicto palestino-israelí, en el que miles de personas han muerto. El simplemente me dijo, 'Bueno, gracias. Muy bueno.' Y poco después terminamos la llamada telefónica. En la entrevista, declaré que soy una persona que no cree en la violencia y que condeno la violencia de cualquier tipo o forma”.

    Su abogado, Alan Levine, me dijo: “Debbie fue víctima de una campaña de difamación. Y ella ha descrito esa campaña de difamación. Pero realmente fue víctima del Departamento de Educación. Los intolerantes de la sociedad no tienen poder para atacar, entonces lo hizo el Departamento de Educación en su lugar. Sucumbió a los intolerantes”. Según el Departamento de Educación, el informe de la EEOC concluyó que “el Departamento de Educación sucumbió a la misma postura tendenciosa que la creación de la escuela pretendía disipar, y un pequeño segmento de la población logró imponer sus prejuicios al Departamento de Educación, en su rol de empleador”. Almontaser está procurando ser restituida como directora del Instituto Khalil Gibran, y además pretende que se le pague el lucro cesante, daños y perjuicios y los costos legales. El Departamento Jurídico de la Ciudad de Nueva York prometió oponerse. Levine espera lograr un acuerdo, pero está preparado para presentar una demanda. Dijo al respecto: “La Comisión federal de Igualdad de Oportunidades de Empleo, que no tiene ningún interés personal en el tema, y es el principal organismo del país con respecto a demandas por discriminación laboral, dice que discriminaron. Me guiaré por lo que dice la EEOC. Estoy seguro de que el juez o el jurado también lo harán.” Días después de que se entregó la carta de la EEOC, el director del Instituto Académico Khalil Gibran, que no era de orgien árabe-estadounidense, renunció sin dar explicación, y fue reemplazado por un educador estadounidense de origen árabe.

    Hace tres años, en medio de la tormenta, un grupo de destacados líderes judíos, entre ellos 15 rabinos, escribió una carta abierta a la comunidad judía en apoyo a Almontaser, que decía: “Buscamos su apoyo y respeto hacia nuestra colega y amiga que ha sufrido y continúa sufriendo una alarmante y creciente serie de prejuicios entre nosotros… Que regrese [a la Academina] con sus niños traerá paz y entendimiento entre las personas de todas las fes en nuestro sistema educativo y en nuestra ciudad toda”. Este caso, como metáfora, tiene repercusiones más amplias, en momentos en que continúan las protestas en las calles de Jerusalén tras el anuncio israelí de la construcción de miles de unidades de viviendas nuevas en los territorios ocupados de Jerusalén Este, lo que significó un ataque por la espalda al Vicepresidente Joe Biden, justo cuando iniciaba su visita de paz por la región.

    Almontaser me dijo “Es el sueño de mi vida tener la oportunidad de dirigir una escuela que yo misma fundé, con la ayuda de otros establecer una institución que siente el precedente de ayudar a tender puentes de entendimiento y ciertamente forme jóvenes que puedan pensar y desenvolverse en una sociedad globalizada, que puedan competir por integrarse a la fuerza de trabajo del siglo 21, y sigo comprometida con ese sueño”. La suya es una visión que el Departamento de Educación de la ciudad de Nueva York debería adoptar, restituyéndola en su cargo cuanto antes.


    Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.

    © 2010 Amy Goodman

    Texto en inglés traducido por Mercedes Camps y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

    Amy Goodman es la presentadora de “Democracy Now!”, un noticiero internacional diario de una hora que se emite en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 250 emisoras de radio en español. Es coautora del libro “Standing Up to the Madness: Ordinary Heroes in Extraordinary Times,” recientemente publicado en edición de bolsillo.

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