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21 de marzo de 2011
Lea la segunda parte de esta entrevista.
El ex presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide y su familia volaron el viernes gracias al gobierno sudafricano de vuelta a su hogar en Haití, tras siete años en el exilio. Poco antes del viaje, el presidente Obama llamó al presidente sudafricano Jacob Zuma para intentar que evitara el viaje.
Pero el gobierno sudafricano declaró que no cedería a las presiones, así que la familia Aristide tomó el vuelo en Johannesburgo el jueves por la noche. Amy Goodman, presentadora de Democracy Now!, fue la única periodista que los acompañó durante el viaje. Esta es la primera parte de la emisión mundial de nuestra conversación exclusiva con Aristide mientras sobrevolábamos el Océano Atlántico en dirección a Haití. “Si decidimos volver a tener un ejército de 7.000 soldados que controle el 40 por ciento del producto interno esto querría decir que estaríamos volviendo otra vez a la miseria, en lugar de hacer algo por pasar de esa miseria a una pobreza digna”, afirma Aristide.
AMY GOODMAN: Jean Bertrand Aristide y su familia regresaron a su hogar en Haití con el apoyo del gobierno sudafricano después de siete años de exilio. A principios de la semana pasada, justo antes del viaje, el presidente Obama llamó al presidente sudafricano Jacob Zuma, para tratar de impedir ese viaje. El gobierno sudafricano dijo que no cedería a las presiones. De modo que los Aristide abordaron el avión brindado por el gobierno sudafricano y el jueves por la noche salieron con destino a Haití.
En este informe exclusivo de Democracy Now!, ya que estuve durante el viaje por Dakar, en Senegal, para reabastecernos de combustible y fui la única periodista abordo del vuelo, hoy presentamos la primera parte de nuestra conversación exclusiva para una emisión a nivel mundial con el ex presidente de Haití, mientras sobrevolábamos el Atlántico y nos aproximábamos a Haití
AMY GOODMAN: Presidente Aristide, éste es un día histórico para usted, ya que estamos próximos a aterrizar en Puerto Príncipe y terminar un exilio de siete años en Sudáfrica. ¿En qué piensa a medida que nos acercamos a su país?
JEAN–BERTRAND ARISTIDE: Estoy seguro que el pueblo haitiano está celebrando este día histórico, un día histórico para ellos que me incluye a mí. Ellos siempre dijeron “Dignidad, dignidad, dignidad”. Este día les trae dignidad a ellos y al país. Cuando recordamos las condiciones de vida de nuestros antepasados que habían sido traídos de África a Haití, eso era la esclavitud no la libertad, y ellos lucharon para tener libertad. Celebrar la dignidad hoy es también reflexionar sobre la libertad, libertad de la mente y del corazón, antes de que tengamos libertad en todo el mundo.
AMY GOODMAN: ¿Qué significado tiene el vínculo establecido entre estos dos países, Haití y Sudáfrica? ¿Se reunió con el ex presidente sudafricano Nelson Mandela mientras estuvo en ese país?
JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Nos reunimos varias veces. La primera vez fue cuando él salió de la cárcel, antes de las elecciones de 1994 [inaudible] en Estados Unidos, después yo fui a Sudáfrica para la ceremonia de asunción del mando. Desde entonces, Mandela sigue siendo un gran hombre, no sólo para Sudáfrica, para África y para los afrodescendientes, sino para todo el mundo. Un hombre digno que luchó por la libertad.
AMY GOODMAN: Democracy Now! estuvo en Haití el año pasado; yo también estuve allí en 1995 cuando usted volvió a Haití después del primer golpe y recuerdo haber escuchado la noticia de que usted iba a disolver las fuerzas armadas. En este momento se está debatiendo sobre el reestablecimiento de las fuerzas armadas ¿Qué piensa de eso?
JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Bien, yo puedo, como dije, desde mi posición de simple ciudadano, invertir en educación, continuar hablando de los derechos humanos. Si usted es policía, debe respetar los derechos del pueblo y el pueblo debe respetar sus derechos también, porque usted es un ser humano. Con una fuerza policial que respete los derechos del pueblo haitiano, el pueblo se mueve de manera lenta pero segura de la miseria a la dignidad, a la pobreza con dignidad. Ese fue un movimiento muy lento, de la miseria a la pobreza con dignidad. Pero si decidimos volver a tener un ejército de 7.000 soldados que controle el 40% del presupuesto nacional, estaríamos volviendo otra vez a la miseria, en vez de tratar de hacer algo por pasar de esa miseria a una pobreza digna. Cuando recordamos la cantidad de gente que fue asesinada por el ejército de entonces, ¿queremos volver a lo mismo, pasar de eso mismo a algo peor, sabiendo que las víctimas aún están sufriendo, los padres, las madres, los amigos [inaudible], sin que exista todavía justicia para ellos? Cuando enseñamos, cuando educamos nos enfocamos en los derechos humanos, en los derechos de cada uno de los ciudadanos y evitamos estructuras que puedan violar los derechos humanos en vez de protegerlos. El futuro de Haití debe basarse en el respeto a los derechos de cada uno de sus ciudadanos.
AMY GOODMAN: Usted está volviendo después de siete años de exilio como resultado del golpe de estado en 2004. Yo estaba en el avión con usted cuando vino la delegación a la República Centroafricana para enviarlo de regreso al hemisferio occidental. En ese momento usted describió lo sucedido como un golpe respaldado por Estados Unidos luego del cual fue secuestrado. ¿Puede decirnos qué pasó entonces, por qué lo destituyeron y lo exiliaron de su país?
JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Creo que los últimos siete años les dieron a todos la posibilidad de ver la verdad y se hizo obvio lo que sucedió. Los que quieren saber la verdad, pueden verla. No se puede obligar a verla a quienes se rehúsan. Cuando uno comete un error, es un error. Si uno decide seguir en el error, es peor. Se cometió un error con el golpe. Los que quieren mejorar las cosas, deben entender que la gente analfabeta no es tonta. El pueblo haitiano no es tonto; es posible que muchos de nosotros seamos analfabetos, pero es gente brillante. Ellos entienden. Y hay tanta gente en todo el mundo que también entiende lo que pasó. Es posible que no tengan poder para cambiar las cosas, pero entienden.
Y ahora lo que hay que hacer es que los haitianos y los verdaderos amigos de Haití en todo el mundo junten las manos para salir de donde estamos, porque siete años después del golpe, estamos peor de lo que estábamos antes del golpe. De modo que el tiempo nos está diciendo que fue un error; debemos reconocerlo; debemos superarlo para poder juntar las manos y cambiar la vida. Ese es un deber.
AMY GOODMAN: Usted dijo que todos sabían lo que pasaba. ¿Puede contarnos qué pasó?
JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Tal vez un día hable de eso, pero si no le importa, si me permite, hoy preferiría concentrarme, enfocarme en lo positivo. Lo positivo es su presencia, la presencia de los miembros de las delegaciones, como Ira Kurzban, que comenzó a luchar por el pueblo haitiano hace varios años, Danny Glover y otros. Los que no pueden venir como la Representante Maxine Waters, como Randall Robinson y tantos otros que quieren avanzar con el pueblo haitiano. Ese espíritu positivo se puede reflejar en su compromiso de ayudar a los haitianos. Y los haitianos son los primeros en decir: “No estamos pidiendo limosnas. Solo estamos tratando de hacer lo mejor con dignidad y dando la bienvenida a los amigos que vienen a acompañarnos” Así que hoy es un gran día porque es un día de esperanza, en el que sabemos que no debemos permitir que nos maten la esperanza colectiva. Y sabemos que con dignidad, paz y solidaridad este gran día nos llevará a otro mejor.
AMY GOODMAN: Acabamos de escuchar al ex-presidente Jean-Bertrand Aristide, a bordo del avión en su regreso histórico a Haití. Estamos aproximadamente a una hora de Puerto Príncipe, sobrevolando el Atlántico. Para ver toda la documentación de nuestro viaje, puede consultar nuestra página de Internet democracynow.org. Mañana transmitiremos la segunda parte de nuestra entrevista con Jean-Bertrand Aristide. Si desea una copia del programa, puede ir a nuestra página de Internet democracynow.org . Expresamos un especial agradecimiento a K.K. Kean.
Traducido por Rosario Eugenia Vega y Gabriela Díaz Cortez