El largo viaje de la oscuridad hacia la luz: entrevista exclusiva de Democracy Now! al ex presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide

Original en Español27 de abril de 2011
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    22 de marzo de 2011

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    Vea la primera parte de esta entrevista

    El ex presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide y su familia regresaron la semana pasada a Haití por primera vez desde que un golpe de estado llevado a cabo en 2004 con el apoyo de Estados Unidos lo expulsara de su cargo. Un documento de 2005 del Departamento de Estado de Estados Unidos recientemente publicado por el sitio web especializado en información confidencial WikiLeaks relata cómo diplomáticos de Estados Unidos y Francia amenazaron con bloquear la entrada de varios países del Caribe y de Sudáfrica en el Consejo de Seguridad de la ONU si Sudáfrica no mantenía a Aristide en el exilio. En esta ocasión, el presidente Obama llamó al presidente sudafricano Jacob Zuma para decirle que no transportara a la familia Aristide de regreso a Haití. Sudáfrica se negó a obedecer. En una emisión exclusiva de Democracy Now!, Amy Goodman estuvo presente en el vuelo que sacó a Aristide del exilio. Hoy mostramos la segunda parte de la entrevista a Aristide realizada en vuelo mientras el avión se aproximaba a Haití.

    AMY GOODMAN: El ex presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide y su familia regresaron a Haití la semana pasada después de siete años en el exilio. En exclusiva para Democracy Now!, estuve en el avión que lo llevó desde Sudáfrica, pasando por Dakar y Senegal, hasta Puerto Príncipe, capital haitiana. Aristide fue obligado a renunciar en un golpe de estado respaldado por Estados Unidos. El 29 de febrero de 2004 en horas de la madrugada, el funcionario número dos de la embajada de Estados Unidos llegó a la casa de Arístide en Tabarre y lo hizo embarcar rápidamente a él y su esposa en un avión blanco con bandera y seguridad militar estadounidenses con destino a la República Centroafricana. Finalmente, se instalaron en Sudáfrica, luego de un intento de regreso al hemisferio occidental. El gobierno de George W. Bush les dijo que no debían regresar al hemisferio occidental y el embajador de Estados Unidos en Haití –por entonces Foley- dijo que Aristide no estaría ni a 150 millas de Haití.

    Cuando el presidente Aristide ya no estaba en Haití, Estados Unidos hizo todo lo posible para asegurarse de que no volviera al país. Un cable del Departamento de Estado estadounidense del año 2005, publicado recientemente por WikiLeaks, relata cómo diplomáticos estadounidenses y franceses amenazaron con bloquear la participación de varios países del Caribe y de Sudáfrica en el Consejo de Seguridad de la ONU si el presidente sudafricano, Thabo Mbeki por entonces, no mantenía a Aristide en el exilio en Sudáfrica. Los cables filtrados también revelan cómo los franceses obstruyeron el viaje de regreso de Aristide desde dicho país.

    Esta vez, la semana pasada el presidente Obama llamó al presidente sudafricano Zuma, para decirle personalmente que no le permitiera a los Aristide tomar el vuelo de regreso a Haití. Sudáfrica no hizo caso a dicha presión.

    Hoy presentamos la segunda parte de nuestra entrevista exclusiva de transmisión global con el ex presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide, realizada mientras sobrevolábamos el Atlántico, rumbo a su país, Haití.

    AMY GOODMAN: Su país, Haití, fue la primera república negra en el mundo. Nació como resultado de una sublevación de esclavos. Durante décadas, Estados Unidos tuvo una relación problemática con Haití luego de la creación de la república, porque temía que dicha sublevación inspirara a los esclavos de Estados Unidos. Estados Unidos no quiso reconocer a Haití. ¿Puede hablar de esa relación y de la historia de Haití?

    JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Estados Unidos esperó 58 años para reconocer nuestra independencia. Es mucho tiempo. Pero también me doy cuenta que muchos estadounidenses entendieron lo que estaba pasando y esas personas son buenos amigos de Haití. Quizás no tengan el poder de transformar lo malo en bueno, pero al menos no están de acuerdo con lo que está mal.

    Lo único que Haití está pidiendo es tener una relación —con quien quiera que sea, sea cual sea el país— basada en el respeto mutuo. Eso es Haití, un país donde la gente respeta a los demás y quiere ser respetada. Una vez que tengamos esa relación basada en el respeto mutuo, muchas cosas serán diferentes. Eso es lo que estamos buscando, es lo que siempre quisimos. No queremos que los demás nos respeten y nada más. Nosotros nos comprometemos respetar a los demás al tiempo que pedimos respeto mutuo; eso es todo. Si la relación entre Estados Unidos y Haití puede basarse en el respeto mutuo, los estadounidenses se beneficiarán, los haitianos se beneficiarán, las generaciones futuras de ambos lados tendrán un mejor ambiente. Eso es todo.

    AMY GOODMAN: Haití fue la primera república negra en el mundo. En Estados Unidos, se eligió un presidente afroestadounidense por primera vez, el Presidente Barack Obama. ¿Le gustaría decirle algo?

    JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Creo que más adelante veremos qué se puede decir. Por el momento, vamos a hablar de lo relativo a mi regreso.

    AMY GOODMAN: ¿Durante estos siete años, alguna vez pensó que este día llegaría?

    JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Siempre supe que llegaría. Jamás se puede destruir la voluntad popular de los haitianos. Puedes aplastarlos por un tiempo, pero no para siempre. Mire lo que ocurrió hace siete años. Pero el pueblo haitiano nunca se da por vencido. Pacíficamente, siguió pidiendo recuperar la dignidad colectiva. Los principios democráticos se deben respetar. Esa es la voluntad de la gente que no se rinde. Sin armas, sin poder económico, con buena voluntad, con convicciones de buena fe, con principios democráticos, continúan trabajando para ese día. Esto es la esperanza colectiva. Esto es la dignidad colectiva.

    AMY GOODMAN: Lo verdaderamente sorprendente es todo el movimiento Lavalas que creció como una ola que lo llevó hasta el cargo de presidente en una elección en la que votó más del 90 por ciento de la gente. En gran medida, esto fue en respuesta a los años de Duvalier, desde Papa Doc hasta Baby Doc Duvalier, a la represión, la brutalidad y la corrupción. Entonces, el regreso de Duvalier y ahora su regreso son, como mínimo, una circunstancia muy poco corriente.

    JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Creo que cuando alguien cree en lo que está haciendo, cuando lo que está haciendo surge de una convicción y cuando estas convicciones están basadas en la igualdad, en valores humanos como la libertad para todos, entonces esa persona es fuerte y más fuerte aún de lo que los demás creen. Ese es el pueblo haitiano.

    Vamos a recordar que los haitianos tienen un país que no puede producir comida suficiente para 10 millones de personas. La agricultura representaba el 27 por ciento de nuestro PBI. Antes de que yo naciera —en 1953— 1950, se decía que el ocho por ciento de la población haitiana vivía en las ciudades. Ahora el 35 por ciento vive en las ciudades. En lugar de haber agricultura en el campo, donde la gente podría producir sus propios alimentos y proteger su dignidad, ocurre lo contrario: la gente vive en las ciudades, donde no puede encontrar un trabajo digno y la miseria es cada vez peor.

    Lo que quiero decir es que este desastre económico no destruyó los valores humanos del pueblo haitiano, tampoco sus sueños –no sueños tontos, sino sueños de libertad, justicia, alimentos, educación y salud para todos. Son modelos que llevan al pueblo de Haití hacia adelante, a pesar de las catástrofes políticas. Afortunadamente, el pueblo sabe lo que es mejor para ellos. Antes, dije que es necesario incluirlos y no excluirlos. Si la gente esté incluida en un proceso colectivo, sus voces se van a escuchar y se van a producir cambios espectaculares.

    AMY GOODMAN: Entonces, usted regresa ahora a Haití, no como presidente, sino como residente-

    JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Exactamente.

    AMY GOODMAN: — de Haiti

    JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Un simple ciudadano. Feliz de ser un simple ciudadano, sí.

    AMY GOODMAN: Sin embargo, durante más de 20 años, usted ha sido un líder político en el país. Entonces, ¿qué le diría al pueblo de Haití que mira su liderazgo de esa forma?

    JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Antes de ser presidente, hace muchos años, ayudaba a la gente como sacerdote. Convertirme en presidente, siempre lo dije, fue continuar ayudando a la gente. No hay dicotomía entre ayudar al pueblo como sacerdote o como presidente. Ahora como un simple ciudadano, seguiré ayudando, poniéndome al servicio del pueblo. Eso es lo que siempre quise, y eso es lo que está ocurriendo. Así que lo disfruto.

    AMY GOODMAN: ¿Quiénes fueron su madre y su padre?

    JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Mi padre falleció cuando yo solo tenía tres meses de edad. Mi madre tiene 89 años, está lista para regresar a Haití porque está viviendo en Florida con su hija, que es mi hermana. Supongo que está ansiosa, porque tendrá la oportunidad de verme antes de morir. Esto es lo que suele decir “quiero verte antes de morir”. Ahora me verá. Pero ella no debería morirse ahora.

    AMY GOODMAN: ¿Y que hay de su seguridad y la de tu familia en Haití?, ¿qué necesita para sentirte seguro ahí?

    JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Quizás la gente no me comprenda cuando digo que me siento mal al ocuparme del tema de mi seguridad sin ocuparme de la seguridad del pueblo haitiano. Pero los que entienden lo que digo, cuando vean las condiciones de vida en Haití, lo comprenderán. Eso significa, que sí, me preocupa mi seguridad, la seguridad de mis hijos; debemos tener cuidado de no exponernos cuando no sea necesario, de no tomar riesgos cuando debemos proteger a nuestros hijos, mientras sean niños. Pero al mismo tiempo, si tengo una seguridad total y la disfruto y me siento cómodo, mientras la gente no tiene qué comer, voy a estar mal, y tengo que sentirme mal, porque la mayoría de los haitianos está viviendo con un dólar al día o menos. Eso significa que todos los días se enfrentan a una vida sin ningún tipo de seguridad. Vivir con menos de un dólar al día es una situación terrible.

    Quizás algunos escuchen hablar del hambre, pero no lo entienden porque siempre tienen qué comer. Cuando uno entiende lo que significa para un padre o una madre de familia con hijos no poder poner pan en la mesa y salir a buscar el pan y regresar con las manos vacías, uno entiende que es una tragedia. Y esa tragedia no está lejos de nosotros, le sucede a diario a miles de personas que están entre nosotros. La seguridad para mi, es importante, lo sé, pero al mismo tiempo la relaciono con la seguridad de los haitianos.

    AMY GOODMAN: Disculpe que me refiera a Estados Unidos una y otra vez, pero como periodista estadounidense, al ver la relación de mi país con Haití, creo que es muy importante entender cuál es la visión que Haití tiene de Estados Unidos. En el año de 1991 lo desplazaron mediante un golpe de estado apoyado por Estados Unidos. En 2004 ocurrió lo mismo. En ambos casos, ha regresado. La primera vez regresó como presidente después de tres años. Ahora regresa después de siete, pero ahora Estados Unidos no presenta una feroz batalla. El ex vocero del Departamento de Estado mandó un mensaje por Twitter que decía, “Haití debe mirar para adelante, no para atrás” porque no quería que usted regresara. El Presidente Obama llamó al Presidente Zuma para que impidiera su regreso, para que usted no tomara el vuelo hacia Haití. Sin embargo, en todos los casos usted logró imponerse.

    JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Nunca consideré mi regreso como una victoria de nadie, ni la primera ni la segunda vez. Pero creo que la verdad siempre lucha contra la mentira. La luz siempre lucha contra la oscuridad. Cuando uno abraza la verdad y evita las mentiras, se mueve en la dirección correcta, y uno se siente feliz porque está del lado bueno, del lado de la verdad, del lado de la luz. No tenemos problemas si un día alguien no ve la luz o la verdad. El problema es, si decides quedarte en la oscuridad, mintiendo, eso es muy diferente. Eso también puede pasar. La oscuridad, significa mentir.

    Mi regreso se concretó dos veces y eso significa verdad y luz. Los que sabían que el pueblo no podía votar por un presidente y luego los aplastaron y les negaron sus derechos; los que pelearon por el regreso sobre la base de estos principios democráticos, esa es la gente que puede ayudar a los que abrazan las mentiras y la oscuridad. No para decirles “Nosotros somos buenos y ustedes malos”. No, “No vieron la luz. La puedes ver. Está bien. Abracemos la luz. Abracemos la verdad. Y juntos, trabajemos para hacer un mundo mejor,” porque cuando el mundo esté arraigado en la verdad y en la luz, a millones y millones de personas les pasarán cosas buenas en sus vidas; hay demasiada gente que miente y abraza la oscuridad.

    AMY GOODMAN: Algunos periódicos de Estado Unidos comentaron el regreso de dos déspotas: Jean-Claude Duvalier y Jean-Bertrand Aristide.

    JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Eso es una mentira. Eso es la oscuridad. De eso hablaba antes. Hay gente que miente por dinero. No se puede evitar que mientan, porque quieren hacerlo y les pagan para que lo hagan. Afortunadamente, hay muchos otros que abrazan la verdad y saben la diferencia entre luz y oscuridad.

    AMY GOODMAN: La primera vez que fue presidente, pidió un aumento del salario mínimo.

    JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Sí.

    AMY GOODMAN: Muchos se preguntaron si esa fue la razón por la cual lo desplazaron por tres años por-

    JEAN-BERTRAND ARISTIDE: En parte fue por eso. Si me permite decirlo, sí, fue en parte por eso.

    AMY GOODMAN: ¿Por qué?

    JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Porque algunos quieren imponer el neocolonialismo. Y neocolonialismo significa que los haitianos trabajen por nada o sólo por unos centavos. Se oponen a que la gente elija un presidente o un gobierno que los acompañe de manera democrática a hacer cambios en sus vidas. Y no solo en Haití hay gente que se opone a los derechos de los trabajadores. Creo que lo que hicimos era lo correcto. No debemos tener esa esclavitud moderna. Debemos reemplazar el neocolonialismo por la democracia. Estoy contento de que tratemos de hacer lo que debemos hacer, arraigados en principios democráticos.

    AMY GOODMAN: El presidente Clinton pidió disculpas a Haití, diciendo que Estados Unidos había tomado el camino equivocado cuando vendían el arroz a bajo precio, por ejemplo, destruyendo a los campesinos haitianos e imponiendo el arroz estadounidense en el país.

    JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Esa medida fue equivocada. Ahora si nos piden disculpas, debemos ver lo opuesto de lo que se hizo.

    AMY GOODMAN: ¿Cree que eso puede pasar, es decir; que puede ocurrir lo contrario?

    JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Voy a estar observando más de cerca para hacer una evaluación.

    AMY GOODMAN: ¿Cuál es su comentario final, pues veo que nos estamos acercando a Puerto Príncipe, a su país, Haití?

    JEAN-BERTRAND ARISTIDE: El amor a la gente. Amor a Haití. Esta es la salida, a través del amor.

    AMY GOODMAN: Muchas gracias Sr. Presidente

    JEAN-BERTRAND ARISTIDE: Gracias a usted. Y gracias por hacerla en dos veces.

    AMY GOODMAN: Escuchábamos a Jean-Bertrand Aristide ex Presidente de Haití, comentando desde el avión que lo lleva a él y a su familia de regreso a Haití desde Sudáfrica, después de siete años en el exilio. Puede leer la trascripción de toda la entrevista y escucharla y verla en línea en democracynow.org. Cuando regresemos, estaremos con la ex Primera Dama, Mildred Aristide.
    —-———-

    Traducido por Alejandra Burgos

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