El general Otto Pérez Molina vinculado al genocidio está a punto de convertirse en el próximo presidente de Guatemala

Reportaje15 de septiembre de 2011

Un general retirado del ejército ganó la primera vuelta en las elecciones presidenciales de Guatemala, pero habrá una segunda vuelta en noviembre. Si es elegido, el general Otto Pérez Molina será el primer ex funcionario militar que gana la presidencia desde el fin de las dictaduras militares en 1986. Los organismos de derechos humanos acusaron a Pérez de estar directamente involucrado en el uso sistemático de la tortura y en el genocidio en Guatemala durante la década de 1980. La plataforma de Pérez consiste en gran medida en el uso de “mano dura” para reprimir a los cárteles de la droga. Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz y activista maya, fue una de los nueve candidatos que le disputaron la elección a Pérez. El programa Democracy Now! analiza la elección y sus implicancias con la abogada de derechos humanos, Jennifer Harbury. Su esposo Efraín Bámaca Velásquez, líder de la guerrilla comunista, fue torturado y asesinado en 1992 por miembros del Ejército de Guatemala. Harbury es autora del libro Searching for Everardo: A Story of Love, War & the CIA in Guatemala [Buscando a Everardo: historia sobre el amor, la guerra y la CIA en Guatemala] que documenta la búsqueda para saber lo que le pasó. Harbury tiene nuevas pruebas que vinculan al general Otto Pérez Molina a la muerte de su marido.

Transcripción
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Un general retirado del ejército ganó la primera vuelta en las elecciones presidenciales de Guatemala, pero habrá una segunda vuelta en noviembre. Si es elegido, el general Otto Pérez Molina será el primer ex funcionario militar que gana la presidencia desde el fin de las dictaduras militares en 1986.

Los organismos de derechos humanos acusaron a Pérez de estar directamente involucrado en el uso sistemático de la tortura y en el genocidio en Guatemala durante la década de 1980. La plataforma de Pérez consiste en gran medida en el uso de “mano dura” para reprimir a los cárteles de la droga. Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz y activista maya, fue una de los nueve candidatos que le disputaron la elección a Pérez. El programa Democracy Now! analiza la elección y sus implicancias con la abogada de derechos humanos, Jennifer Harbury. Su esposo Efraín Bámaca Velásquez, líder de la guerrilla comunista, fue torturado y asesinado en 1992 por miembros del Ejército de Guatemala. Harbury es autora del libro Searching for Everardo: A Story of Love, War & the CIA in Guatemala [Buscando a Everardo: historia sobre el amor, la guerra y la CIA en Guatemala] que documenta la búsqueda para saber lo que le pasó. Harbury tiene nuevas pruebas que vinculan al general Otto Pérez Molina a la muerte de su marido.

JUAN GONZÁLEZ: Pasamos ahora a Guatemala, donde un general retirado ganó la primera vuelta en las elecciones presidenciales del país y en noviembre competirá en segunda vuelta. Si gana, el general Otto Pérez Molina se convertirá en el primer ex funcionario militar que llega a la presidencia desde el fin de las dictaduras militares en 1986. Los organismos de derechos humanos acusaron a Pérez de estar directamente involucrado en el uso sistemático de la tortura y en el genocidio en Guatemala durante la década de 1980. Pérez ha basado su campaña, en gran medida, en el uso de “mano dura” para tomar medidas enérgicas contra los cárteles de la droga.

GEN. OTTO PÉREZ MOLINA: Esto es un reto que yo acepto y que lo voy a luchar con carácter, con firmeza, al frente de las instituciones, para traer la paz y la seguridad, y defender la vida de todas las guatemaltecas y guatemaltecos.

AMY GOODMAN: Algunas notas periodísticas informan que los votantes apoyan a Molina con la esperanza de que ayude a restablecer la ley y el orden en el país, que ha sido devastado por la violencia. Casi 6.000 personas murieron el año pasado en Guatemala, un país de un tamaño un poco más pequeño que Tennessee, con una población de unos 14 millones de personas.

Para hablar de las elecciones y de sus consecuencias, nos acompaña hoy Jennifer Harbury, abogada de derechos humanos. Su esposo, Efraín Bámaca Velásquez, comandante maya y guerrillero en Guatemala despareció después de ser capturado por el ejército de Guatemala en la década de 1980. Harbury es autora de “Searching for Everardo: A Story of Love, War & the CIA in Guatemala” [Buscando a Everardo: historia sobre el amor, la guerra y la CIA en Guatemala]; durante décadas luchó por conseguir información clasificada sobre el caso de su marido y tiene nuevas pruebas que vinculan al general Otto Pérez Molina, candidato presidencial, con la muerte de su marido. ?

Jennifer, ¿qué importancia tiene la victoria de Pérez Molina en la primera vuelta de las elecciones presidenciales?

JENNIFER HARBURY: Estamos todos muy preocupados por los antecedentes que tiene en violaciones a los derechos humanos en Guatemala. Pérez Molina siempre dijo que no participó en la campaña genocida de 1982 en las montañas de Quiché, pero hay un video en el que Allan Nairn lo entrevista y Pérez Molina aparece parado ante varios cadáveres de personas que habían sido torturadas; ese video está circulando por toda Guatemala. Tenía el cargo de mayor en aquel entonces. Esto fue en el año en que entre el 70 y el 90 por ciento de las aldeas del Triángulo Ixil fueron arrasadas. También aparece o se le nombra en un cable del Embajador McFarland filtrado por WikiLeaks, en el que admite haber estado allí al mando, aunque usaba el nombre Tito Arias.

En el caso de mi esposo, si reunimos todos los documentos, incluidos algunos telegramas que he recibido recientemente de los militares guatemaltecos, se puede ver que Everardo, mi esposo, fue transportado directamente en helicóptero, justo después de su captura, a una reunión de muchos oficiales de inteligencia y otros oficiales militares de alto rango, de 50 a 80 según varios documentos, en la base Santa Ana Berlín, que era entonces la sede central de las operaciones militares. En esa reunión, se tomó la decisión, estando presentes Pérez Molina con su superior y el jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional, el general Perussina, de poner a Everardo en un programa especial de inteligencia para prisioneros de guerra, en el que el preso era torturado de manera indefinida, sin matarlo, con el fin de quebrarlo psicológicamente y obligarlo a colaborar. El jefe de inteligencia en ese momento era Otto Pérez Molina. Él estuvo en esa reunión. Y con el fin ocultar los hechos para que los organismos de derechos humanos no intervinieran, dado que se acababan de firmar los acuerdos en materia de derechos humanos como parte del proceso de paz, se decidió en esa reunión llevar a un joven soldado a una zona de combate, matarlo y luego afirmar, falsamente, que era el cuerpo de mi esposo, con el fin de evitar esa intervención.

El resto de los documentos muestra que, en 1992 y 1993, cuando Otto Pérez Molina era el jefe de inteligencia, Everardo no fue el único prisionero trasladado de un centro de interrogación a otro, torturado por los especialistas de inteligencia, transportado en helicópteros de inteligencia, retenido por mucho tiempo –y probablemente asesinado- en la base de inteligencia del escuadrón de la muerte en la capital, sino que además había de 300 a 350 prisioneros de guerra en las mismas condiciones, y los arrojaban a pozos de agua desde los helicópteros, etcétera, etcétera. Para cuando la embajada de Estados Unidos dijo la verdad sobre lo que estaba ocurriendo, todas estas personas ya habían sido asesinadas. Y creo que es muy importante resaltar que la embajada sigue protegiendo a Otto Pérez Molina, lo que sugiere que de alguna manera, las pruebas no tuvieron ningún impacto. De hecho, nunca se pudo llevar las pruebas a los tribunales. Es como si dijeran que el Sr. Pérez Molina, en realidad, no estuvo involucrado y es el gran reformista.

JUAN GONZÁLEZ: Pero los cables de WikiLeaks indican que los funcionarios del Departamento de Estado están preocupados por el impacto que tiene Pérez Molina y otro de los ex coroneles de esa época, dado que los ven ahora como la gran esperanza política de estos tiempos.

JENNIFER HARBURY: Pérez Molina fue entrenado en la Escuela de las Américas. El artículo de Allan Nairn presenta algunas pruebas contundentes de que probablemente Pérez Molina haya sido un enlace con la CIA, cosa que creo es muy probable. Él era el jefe de inteligencia y llegó al poder en ese momento y, como ya he dicho, fue entrenado en Estados Unidos y mantiene excelentes relaciones con Estados Unidos.

Así que es probable que sea cierto.

Creo que algo muy preocupante que hay que recordar en estas elecciones es que Pérez Molina ocupó una posición de mando en Nebaj y en el Triángulo Ixil durante las masacres. En las próximas elecciones, un gran porcentaje de los sobrevivientes mayas no podrán votar por la vigencia de facto de las leyes Jim Crow de segregación racial. En los años 1990, ese porcentaje representaba la mitad de las mujeres indígenas y de un cuarto a un tercio de hombres indígenas. Creo que ha mejorado desde entonces, pero nadie en Guatemala, ni siquiera la junta electoral, ha sido capaz de elaborar esas estadísticas. Pareciera que los descartan como si fueran irrelevantes. Además, un gran porcentaje de las personas obligadas al exilio, cientos de miles de personas, tampoco podrán votar. Asimismo, Pérez Molina ha logrado sacar del medio de las elecciones a Sandra Torres, su única y verdadera oponente. De modo que, como mínimo, estas son unas elecciones muy sesgadas.

Un artículo del New York Times sugería que la gente iba a votar a Pérez Molina porque querían alguien con mano dura para combatir la creciente violencia, aunque la mayor parte de esa violencia es llevada a cabo por los líderes militares que se quitaron el uniforme después de la guerra, crearon grandes mafias para dirigir el negocio de la droga y contrataron y armaron a bandas como los Zetas – algo que está muy bien documentado — para ayudarlos a dirigir el negocio de las drogas.

JUAN GONZÁLEZ: Y esto no es sólo un fenómeno en Guatemala; también Salvador ha tenido un problema similar.

JENNIFER HARBURY: Ese es el modelo.

JUAN GONZÁLEZ: Una escalada de violencia una vez que la guerra terminó, ya que muchos de estos ex soldados y escuadrones de la muerte luego se involucraron en el narcotráfico. ?

JENNIFER HARBURY: Así es. El tipo de asesinatos y mutilaciones que se ve ahora parecen tener la firma de los crímenes que se cometían en la década de 1980. De hecho, el jefe de la red de sobrevivientes en el área de Nebaj fue torturado hasta la muerte hace poco, a modo de advertencia de facto de que no deben seguir presionando con los 10 casos paradigmáticos. Lo que sigue en la lista es el genocidio.

AMY GOODMAN: En unos momentos hablaremos de un nuevo documental que se acaba de estrenar en Nueva York llamado Granito, pero primero, Jennifer, usted participó en esto, tratando de saber qué pasó con su marido y, a través de él, lo que le pasó a tantas otras personas durante décadas. En relación a la información que tiene ahora sobre Otto Pérez Molina y teniendo en cuenta que usted hizo huelga de hambre frente a la embajada de EE.UU. en Guatemala y arriesgó su vida muchas veces, ¿qué importancia tiene esto? y ¿qué importancia tiene el hecho de que tenga esta información cuando parece que Pérez Molina será el próximo presidente de Guatemala?

JENNIFER HARBURY: Creemos que los 10 casos paradigmáticos de crímenes de guerra, que la comunidad internacional y la Corte Interamericana estuvieron apoyando para tratar de acabar con la impunidad de una vez por todas y para que la gente no sigan matando, en este momento no tienen problemas. Es una de las tasas de homicidio más altas del mundo, aunque todo el mundo sabe que no se va a hacer nada al respecto. Sin embargo, creemos que una vez que Otto Pérez Molina llegue a la presidencia, va a deshacerse de Claudia Paz, que es la nueva, fantástica y brillante fiscal general, y va a arreglar todos los tribunales. Y los asesinatos de jueces y testigos y gente como yo, por supuesto, aumentarán hasta el punto de que la apertura total del Nuremberg de facto en Guatemala, que es de tan decisiva, se paralizará.

AMY GOODMAN: ¿Tiene miedo de volver a Guatemala?

JENNIFER HARBURY: Otto Pérez Molina le dijo al embajador McFarland que estaba muy preocupado de que sus adversarios políticos me mataran “para hacerle quedar mal”. Casi me arrestan hace poco, entre otras cosas porque consideraban que no debería haber impulsado la decisión Interamericana que exige la reapertura del caso. Pero voy a volver, porque ¿a qué me enfrento yo comparado con los guatemaltecos, como Fredy Peccerelli? A nada.

AMY GOODMAN: Hablaremos con Fredy, con la directora de cine Pam Yates y con Jennifer Harbury, cuando volvamos. Jennifer Harbury es abogada de derechos humanos y viuda de Efraín Bámaca Velásquez; hizo huelga de hambre en Ciudad de Guatemala y Washington para que le dieran información clasificada sobre el caso de su esposo; es autora del libro “Searching for Everardo: A Story of Love, War & the CIA in Guatemala” [Buscando a Everardo: historia sobre el amor, la guerra y la CIA en Guatemala] y también de “Truth, Tortue and the American Way” [La verdad, la tortura y la vía americana]. Esto es Democracy Now! Volvemos en un minuto.


Traducido por Alejandra Burgos y Gabriela Díaz Cortez. Participaron en el subtitulado de este reportaje Noa Radosh, Rubén Gómez García y Paola Sarmiento. Coordinación de la producción del reportaje en español: Clara Ibarra y Democracy Now!

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