En Australia, el primer ministro Tony Abbott enfrenta críticas por su propuesta para las metas de reducción de gases de efecto invernadero, que procuran reducir las emisiones de carbono al menos un 26% para el año 2030. Este plan deshace una propuesta anterior más ambiciosa de reducir las emisiones en un 30% en el mismo lapso. El gobierno conservador de Abbott también derogó leyes el año pasado que exigían a grandes empresas un pago por las emisiones de carbono. Grupos científicos y ambientalistas sostienen que el nuevo plan de reducción de gases de efecto invernadero está “muy por debajo” de lo que se necesita para hacer frente al cambio climático. Entre los numerosos opositores del plan se encuentra Tony de Brum, ministro de Relaciones Exteriores de las Islas Marshall, quien dijo a la emisora australiana ABC que cualquier propuesta que no limite el aumento del calentamiento global a no más de dos grados Celsius amenaza la existencia de su país.
Tony de Brum expresó: “Cualquier temperatura que supere los dos grados implicaría el fin de nuestro país. Quedaremos bajo el agua cuando suceda. Por eso estamos diciendo que es importante que Australia, como nuestro gran hermano en el sur, luche por nuestra causa y no haga nada que amenace nuestra existencia”.