En Washington DC, varios grupos que defienden los derechos de los inmigrantes y algunos legisladores demócratas han criticado duramente el nuevo plan de inmigración propuesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que les otorgaría una vía para acceder a la ciudadanía en un plazo de diez a doce años a unos 1,8 millones de jóvenes inmigrantes indocumentados; como contrapartida, no habría ninguna protección para los padres de estos jóvenes, se adjudicarían 25.000 millones de dólares para la construcción del muro fronterizo que planea Trump, y se podría fin al programa de reunificación familiar y al programa de Visas de Inmigrantes por Diversidad, que beneficia particularmente a las naciones africanas. Los opositores al plan de Trump sostienen que este restringiría drásticamente las vías legales de inmigración y perjudicaría a las familias. El plan fue elaborado por Stephen Miller, un asesor de Trump que es xenófobo, y el jefe de gabinete de la Casa Blanca, el general John Kelly, quien anteriormente se había desempeñado como director del Departamento de Seguridad Nacional y antes de ello como jefe del Comando Sur del Pentágono.
En respuesta al plan de Trump, la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles tuiteó: “Hoy la Casa Blanca lanzó una propuesta llena de odio que reduciría la inmigración legal a niveles nunca vistos desde las cuotas raciales de la década de 1920, eliminaría las vías legales para los inmigrantes africanos y desperdiciaría 25.000 millones de dólares en un muro fronterizo y en un aumento para la Patrulla Fronteriza y los agentes del [Servicio de Inmigración y Control de Aduanas]”. Numerosos activistas a favor de la inmigración y políticos demócratas se han comprometido a oponerse a este plan. El demócrata Luis Gutiérrez, integrante del Congreso por el estado de Illinois, tuiteó: “Sería mucho más barato erigir una estatua de cemento de 15 metros de altura de una mano que levanta el dedo medio y apuntarla hacia América Latina. El muro y la estatua serían igual de ofensivos e ineficaces, y ambos expresarían la profunda desconfianza de Trump hacia los latinos”.