En Guatemala, el dictador Efraín Ríos Montt, quien contaba con el apoyo de Estados Unidos, murió el domingo a los 91 años. En 2013, Ríos Montt fue condenado y sentenciado a 80 años en prisión por cargos de genocidio por una masacre llevada a cabo en 1982, en la que murieron 273 indígenas, casi la mitad de los cuales eran niños. Ese mismo año, el presidente estadounidense Ronald Reagan elogió a Ríos Montt, a quien se refirió como “un hombre de gran compromiso e integridad personal”. Las siguientes son las palabras de la guatemalteca Rigoberta Menchú, ganadora del Premio Nobel de la Paz, hablando con Democracy Now! justo después de la condena de Ríos Montt por cargos de genocidio, casi cinco años atrás.
Rigoberta Menchú expresó: “Este veredicto es histórico. Es grande. Esperamos por más de 33 años para que hubiera justicia en Guatemala. Queda claro que una paz sin justicia, una paz sin verdad, no es paz. Es la paz de los victimarios. Y por eso es tan importante esta sentencia, porque viene a complementar un largo proceso que hemos llevado de investigación, un proceso largo de denuncia, y sobre todo un proceso que esperan las víctimas, que es el resarcimiento.
Un tribunal de Guatemala anuló la sentencia de Ríos Montt menos de dos semanas después de su condena, en 2013, pero el año pasado otro tribunal inició un nuevo juicio por genocidio contra el dictador y quien se desempeñaba como su director de inteligencia, Mauricio Rodríguez Sánchez. Dicho juicio se encontraba en proceso al momento de la muerte de Ríos Montt. Documentos desclasificados del Gobierno estadounidenses revelan que entre la década de 1960 y la de 1980, la CIA entrenó al Ejército de Guatemala en técnicas que incluyen torturas, secuestros y desapariciones forzadas de disidentes. La represión dejó un saldo de 200.000 muertos, la gran mayoría de los cuales murieron a manos de las fuerzas del Gobierno de Guatemala”.
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