Hoy se cumple un año desde que el columnista del periódico The Washington Post nacido en Arabia Saudí, Jamal Khashoggi, fuera brutalmente asesinado dentro del consulado saudí en Estambul. Los autores intelectuales del asesinato continúan en libertad. El año pasado, la CIA concluyó que el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, había ordenado el asesinato de Khashoggi; sin embargo, el príncipe sigue siendo un aliado cercano del Gobierno de Estados Unidos. En la mañana de este miércoles, la viuda de Khashoggi, Hatice Cengiz, y el dueño de The Washington Post, Jeff Bezos, asistieron a una vigilia en las afueras del consulado saudí en Estambul. Mientras tanto, un bufete de abogados con sede en Estados Unidos reveló que presentó una petición en la Corte Penal Internacional para que se investigue al príncipe heredero de Arabia Saudí por “crímenes de lesa humanidad”, entre los que se incluye el asesinato de Khashoggi.
Esto se produce al tiempo que varios altos ejecutivos estadounidenses planean ir a Arabia Saudí a finales de este mes para participar en una conferencia de inversión conocida como “Davos en el desierto”. El candidato presidencial demócrata Bernie Sanders criticó a las empresas participantes. Sanders escribió en Twitter “La avaricia de Goldman Sachs, JPMorgan, Citigroup y BlackRock es insaciable. ¿A quién le importa si los saudíes están matando de hambre a millones de civiles yemeníes o si nuestro planeta se enfrenta a una emergencia climática? Beneficiarse de 1,5 billones de dólares en petróleo saudí es demasiado importante”. También se prevé la asistencia a dicha conferencia del yerno del presidente Trump, Jared Kushner.
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