Al norte de Siria, el grupo de trabajadores de la Defensa Civil Siria conocido como “Cascos Blancos” pasó de responder ante los bombardeos del Gobierno a ocuparse de desinfectar los campamentos para personas desplazadas internamente. El jefe de la Dirección de Salud de Idlib, ciudad controlada por la oposición, advierte que más de 100.000 personas podrían morir si el coronavirus se propagara en los superpoblados campamentos para desplazados de Siria, que carecen incluso de la más básica infraestructura médica. Las siguientes son palabras de Ali Hallak, quien huyó de Alepo hacia un campamento ubicado cerca de la frontera con Turquía.
Ali Hallak dijo: “Han visto la situación en los campamentos. Tememos la llegada del coronavirus. Estas carpas no pueden protegernos del virus y nosotros no podemos desinfectar las carpas”.