En Hungría, los críticos advierten que el primer ministro autoritario y antiinmigrantes Viktor Orbán está aprovechando la crisis para aprobar una extensa legislación que le permita consolidar aún más su poder, autorizándolo a gobernar por decreto y dándole autoridad para anular la legislación vigente, impedir las elecciones y detener y encarcelar a los periodistas que critiquen a su gobierno nacionalista y su respuesta a la pandemia.
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