En el estado de California, un séptimo recluso falleció en la prisión estatal de San Quentin tras sufrir complicaciones relacionadas con el coronavirus. Hasta el momento, más de 1.300 reclusos han dado positivo por COVD-19, lo que lo convierte en uno de los focos más grandes en Estados Unidos.
Mientras tanto, en el estado de Arizona, al menos 240 inmigrantes dieron positivo a las pruebas de diagnóstico realizadas en el centro de detención privado Eloy. Casi la mitad del personal del centro también ha dado positivo. La cadena de televisión NBC reporta que la escasez de personal ha resultado en la detención de inmigrantes en sus celdas por hasta 24 horas seguidas, sin acceso a duchas, espacios para lavar sus ropas y otras necesidades cotidianas. La cárcel es propiedad de la empresa CoreCivic.