En Bielorrusia, la policía disparó municiones reales, granadas de aturdimiento y cañones de agua para dispersar a manifestantes antigubernamentales, mientras las protestas que exigen la destitución del presidente autoritario de larga data, Alexander Lukashenko, entraban en su cuarta noche consecutiva. La alta comisionada de la ONU para los derechos humanos calificó el uso de la fuerza por parte de la policía de excesivo y dijo que esto era una clara violación de las normas internacionales de derechos humanos. La alta comisionada afirmó que 6.000 personas han sido detenidas, incluidos niños, y que al menos dos manifestantes han muerto a manos de la policía.
En un desgarrador video, emitido por la televisión estatal de Bielorrusia, se observa como media docena de manifestantes aterrorizados con heridas en la cabeza son puestos en fila contra un muro mientras, uno por uno, prometen que ya no participarán en manifestaciones contra el Gobierno. El miércoles, cientos de mujeres vestidas de blanco marcharon pacíficamente por las calles de Minsk, la capital del país, en demanda de que se ponga fin a la brutalidad policial.
Manifestante: “Nos oponemos a la violencia, a que golpeen a la población. Estamos en contra de que nuestros hijos vivan bajo un régimen tan violento. Sólo queremos un mejor porvenir para nosotros y para nuestros hijos”.