Un funcionario de la ONU advirtió que Birmania podría encaminarse hacia una guerra civil y pidió al Consejo de Seguridad que tome medidas para evitar un inminente “baño de sangre”. Al menos 543 personas han muerto, incluidas decenas de menores, en la brutal represión contra las manifestaciones que se desencadenaron tras el golpe de Estado militar del 1 de febrero. El jueves, la junta militar cortó toda la conexión inalámbrica a Internet del país y acusó a la líder depuesta Aung San Suu Kyi de violar la Ley de Secretos Oficiales. Un representante del Gobierno civil derrocado dijo que era necesaria una intervención militar extranjera. El Gobierno civil paralelo también ha instado a llevar a cabo una “revolución” para contrarrestar a la junta militar y ha afirmado que trabajará para formar un Gobierno de unidad nacional y redactar una nueva Constitución. El jueves, los manifestantes antigolpistas quemaron copias de la Constitución militar de 2008 en las calles de la ciudad de Rangún.
Manifestante: “Estoy 100% de acuerdo con lo que está haciendo el comité que representa al Gobierno de Birmania en el exilio en este momento, ya que esperamos formar un ejército federal. Como miembro de la juventud, me gustaría unirme a ese ejército”.