En Birmania, al menos 1.000 civiles han muerto desde el golpe de Estados militar del 1 de febrero, según un grupo local de derechos humanos. Más de 5.700 personas han sido detenidas, acusadas o condenadas desde el golpe de Estado. Un aumento de los casos de COVID-19 está agravando aún más la crisis en Birmania. Hay escasez de recursos médicos y muchos pacientes tienen miedo de concurrir a los hospitales, que han sido atacados por los militares.
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