El Gobierno de Biden fletó el domingo tres aviones con destino a Haití para deportar a ciudadanos de ese país como parte de sus intentos de acelerar la expulsión masiva de más de 14.000 solicitantes de asilo haitianos, quienes se han estado alojando por varios días en un campamento improvisado debajo de un puente ubicado en la localidad texana de Del Río. Cada uno de los vuelos transportaba a por lo menos 145 solicitantes de asilo. Se espera que partan más vuelos de Estados Unidos en los próximos días. Algunos funcionarios haitianos han instado a Estados Unidos a detener las deportaciones, ya que advierten que no tienen los recursos necesarios para ayudar a los solicitantes de asilo deportados, al tiempo que Haití aún continúa sumido en la inestabilidad tras el catastrófico terremoto del mes pasado. Activistas en defensa de la justicia para las personas inmigrantes criticaron al Gobierno de Biden por emprender lo que podría ser una de las deportaciones masivas de solicitantes de asilo o migrantes más abruptas y de mayor escala en décadas. Estas fueron las palabras expresadas por un solicitante de asilo haitiano en Del Río.
Alex Rosiere: “No quiero que me deporten. Si me deportan ahora, moriré en Haití. ¿Por qué? Porque no hay seguridad en Haití. Hay bandidos. Hay una guerra civil constante, una guerra civil con la policía, con los bandidos; una guerra civil policial. Es muy complicado, porque no hay liderazgo en Haití. No hay nada”.
Grupos de defensa de los derechos humanos también denuncian los continuos intentos por parte del Gobierno de Biden de impedir que los inmigrantes haitianos soliciten refugio en Estados Unidos, lo que constituye una violación del derecho internacional.