El preso político británico-egipcio Alaa Abd El-Fattah lleva ya cinco días consecutivos en huelga de hambre y de agua mientras su familia y sus simpatizantes continúan presionando para que sea liberado y para que se muestren pruebas de que sigue vivo. Este jueves por la mañana, funcionarios de la prisión donde El-Fattah se encuentra detenido informaron a la familia que “se le realizó una intervención médica”, pero no se conocen más detalles sobre el estado de salud del prisionero. La madre de El-Fattah, Laila Soueif, habló este miércoles desde el exterior de la cárcel, situada a unos 100 kilómetros al norte de la ciudad de El Cairo.
Laila Soueif: “Hasta ayer, pude haber creído que estaba bien, pero no puede estar bien después de cuatro días sin ingerir nada. […] [Mi hijo] cree que si termina muriéndose, el precio político que tendrá que pagar el régimen será alto. Eso ya lo ha conseguido con el escándalo que ha ocurrido”.
La hermana de El-Fattah, Mona Seif, escribió en Twitter que un abogado recibió permiso para visitar a su hermano en prisión, pero agregó al respecto: “¡No se puede creer! ¡Están tratando de impedir la visita del [abogado] Khaled Ali!”.
Mientras tanto, se presentó una denuncia contra otra de las hermanas de Alaa, Sanaa Seif, en la que se le acusa de “conspirar con agencias extranjeras” y “difundir noticias falsas”. La fiscalía aún no ha aceptado el caso, pero la demanda pone a Sanaa, que actualmente asiste a las conversaciones de la COP27 en Egipto, en riesgo de ser detenida.
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