Esta semana se dio comienzo a la Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad, COP15, en la ciudad canadiense de Montreal. El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, inauguró la conferencia con una dura advertencia.
Secretario general António Guterres: “Con nuestro apetito insaciable por un crecimiento económico desigual y descontrolado, la humanidad se ha convertido en un arma de extinción masiva. Estamos tratando a la naturaleza como un retrete, lo cual, en última instancia, es un suicido indirecto, porque la pérdida de la naturaleza y de la biodiversidad conlleva un alto costo humano, un costo que medimos en la pérdida de empleos, el hambre, las enfermedades y las muertes”.
Un grupo de activistas indígenas y ambientales interrumpieron un discurso del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, sosteniendo una pancarta que decía “Genocidio indígena = ecocidio. Para poder salvar la biodiversidad, dejen de invadir nuestras tierras”.
Mientras tanto, un nuevo informe de la organización ecologista sin fines de lucro Amigos de la Tierra revela que los intereses corporativos han guiado la redacción del Convenio sobre la Diversidad Biológica, un tratado internacional de conservación.