Activista anticapitalista chileno: La nueva Constitución es progresista, pero queda pendiente poner un límite al lucro indiscriminado de los sectores privados

Original en Español20 de mayo de 2022
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La Convención Constitucional de Chile hizo historia al presentar el borrador de la primera constitución escrita democráticamente para reemplazar la que se aprobó durante el régimen del dictador neoliberal Augusto Pinochet, que gobernó con el respaldo de Estados Unidos. Se espera que la nueva Constitución consagre una amplia gama de derechos humanos y políticas sociales, entre ellas el acceso universal y gratuito a la atención médica y a la educación superior, los derechos reproductivos, así como políticas más sólidas para el respeto de medio ambiente y para promover la equidad de género y racial. Además, el borrador reconoce, por primera vez, a los pueblos indígenas de Chile y ofrece la restitución de tierras ancestrales. Sin embargo, no contempla medidas para nacionalizar parte de la industria minera del país. “[La reforma constitucional] ha sido una demanda de los movimientos sociales y de la sociedad civil en Chile durante décadas”, dice Pablo Abufom, miembro de la organización chilena Solidaridad.

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now! Soy Amy Goodman con Nermeen Shaik. Hablamos ahora sobre el histórico proceso que se está viviendo en Chile, donde esta semana se presentó el borrador de una nueva constitución que podría reemplazar a la que se implementó durante la dictadura del general Augusto Pinochet. La presidenta de la Convención Constitucional de Chile, María Elisa Quinteros, presentó el borrador de la nueva Constitución el 16 de mayo.

MARÍA ELISA QUINTEROS: Cabe destacar que el texto que hemos construido entre todas y todos tiene un marcado acento de autonomía para las regiones, tal como ha sido el anhelo de millones de chilenas y chilenos que no viven en el centro del país, en la que subyace el espíritu del nuevo Chile, un Chile que sobre los cimientos de décadas de esfuerzo busca dar un paso hacia el futuro. Aquí están los anhelos de millones de ciudadanas y ciudadanos que transversalmente depositaron en este proceso sus sueños y esperanzas. En este texto se materializa una nueva forma de relacionarnos, una nueva forma de entender la vida en nuestro país, donde todas y todos pueden sentirse protegidos.

De aprobarse, la nueva Constitución reconocerá por primera vez a los pueblos originarios de Chile, incluirá los derechos reproductivos en su articulado, hará gratuita la educación superior, establecerá la igualdad de género en el Gobierno y requerirá implementar políticas de mitigación y adaptación a la crisis climática. El borrador no incluye la nacionalización parcial de la industria minera del país. La versión final será sometida a votación por parte del pueblo chileno el 4 de septiembre. Algunas encuestas recientes muestran que menos del 40% de la población actualmente dice que votará por el sí.

Para más, nos acompaña desde Santiago de Chile Pablo Abufom, integrante de Solidaridad, una organización feminista y anticapitalista chilena. Bienvenido de nuevo a Democracy Now!, Pablo.

Hable sobre lo que está pasando en Chile, ¿qué tan histórico es y por qué es tan significativo?

PABLO ABUFOM: Bien. Lo primero es decir que este proceso por fin pone término a la Constitución neoliberal que fue impuesta por los militares durante la dictadura. Ese es el primer hito histórico más importante. En segundo lugar, se trata de una Constitución escrita de manera democrática, es decir, escrita en un contexto democrático, no en el marco de una dictadura, pero también escrita con una participación popular, representativa de la verdadera diversidad del pueblo y los pueblos de Chile.

En primer lugar es una Constitución escrita, redactada por un cuerpo democráticamente electo, con paridad de género, con representantes de los pueblos indígenas, con representantes de los movimientos sociales y populares, y además con una minoría de los representantes de los ricos, que han sido mayoría en los órganos representativos en Chile hasta ahora. Por lo tanto, eso marca una diferencia muy importante con la última Constitución que teníamos de 1980, pero también con constituciones previas que habían sido escritas por expertos grupos de abogados constitucionalistas o políticos elegidos de manera arbitraria por el Gobierno. Por lo tanto, eso marca una diferencia en la historia política muy relevante.

Pero además se trata de una Constitución, un proceso constituyente, que estuvo abierto a la participación popular de la sociedad civil que levantó iniciativas y presentó propuestas de artículos que fueron recibidos también por la Convención [Constitucional]. Y eso es realmente significativo en la medida en que recogió las aspiraciones de la revuelta popular que surgió en octubre de 2019, no todas, por supuesto.

La Constitución no va a resolver todos los problemas, pero sí permitió representar esas aspiraciones, esa necesidad de resolver de manera urgente algunos problemas estructurales del régimen político y económico en Chile.

NERMEEN SHAIKH: ¿Cómo fueron escogidos los miembros de la Convención Constitucional, quienes se encargaron de elaborar el borrador de la Constitución?

PABLO ABUFOM: En primer lugar, el mismo proceso electoral fue un proceso distinto al de elecciones parlamentarias o elecciones políticas anteriores. En primer lugar, fue un proceso que incluía la paridad de género, o sea, una representación de al menos un 50% de mujeres en las listas que iban a ser elegidas, pero también en la elección misma.

En segundo lugar, con representación asegurada de pueblos indígenas, de manera transversal, de los distintos pueblos indígenas que habitan el territorio chileno y que, por lo tanto, permitió que accedieran a la Convención Constitucional sectores que siempre habían estado excluidos del sistema político en Chile: en particular, pueblos indígenas, pero también una representación mayoritaria de mujeres, de sectores de la comunidad LGBTQ, de los movimientos sociales, particularmente del movimiento feminista y de los movimientos socioambientales que luchan en contra de la devastación capitalista y extractivista del medio ambiente y las comunidades.

Por lo tanto, eso significó que veíamos un órgano representativo, democrático, muy distinto al que tenemos en el Congreso por ejemplo, donde en general son las élites políticas las que logran acceder ahí. Eso, por ejemplo, repercutió en que una de las decisiones tomadas en la Convención [Constitucional], en la nueva Constitución, es la eliminación del Senado y la creación de una cámara de representación de las regiones y las provincias. Eso significa que el veto aristocrático del Senado en Chile desaparece. Y eso es un cambio político muy significativo que no hubiese sido posible sin la participación de esos sectores.

El reconocimiento del trabajo doméstico, del trabajo de cuidado, como un trabajo que tiene un impacto económico a nivel social, es también algo que solo es posible gracias a que el movimiento feminista estuvo allí. En fin, hay una serie de derechos sociales que están garantizados por esa representación democrática.

NERMEEN SHAIKH: ¿Cuánto apoyo tiene el borrador de la nueva Constitución entre el pueblo chileno? Las encuestas sugieren que en este momento solo el 40% votaría a favor.

PABLO ABUFOM: Lo primero que hay que decir es que esas encuestas que señalan esa información son las mismas encuestas que decían que el pueblo chileno iba a rechazar la creación de una nueva constitución, que iba a ganar el candidato de la ultraderecha, José Antonio Kast, y ganó el candidato Boric, un candidato progresista, el presidente que tenemos actualmente. Por lo tanto, hay unas encuestas encargadas por ciertos sectores, grupos económicos, los grandes perdedores de este proceso, que tienen un interés en mostrar que no hay un apoyo.

Los datos que efectivamente tenemos, versus las encuestas de opinión, los datos que efectivamente tenemos son que el 80% de la población votó a favor de cambiar la Constitución; que una mayoría, más del 50% de las candidaturas electas para la Convención [Constitucional], fue de sectores de izquierda, independientes, populares, de pueblos originarios, feministas; y que la segunda vuelta electoral de la presidencia hizo que millones de personas salieran a votar por un candidato progresista, que de alguna manera encarna, a pesar de que tiene sus complicaciones y diferencias, pero que encarna de algún modo ese proceso constituyente. Y por lo tanto, es de esperar que ahora que tenemos una redacción de la nueva Constitución que las personas puedan ver cómo se garantizan sus derechos sociales en el futuro próximo, que vaya a cuajar, vaya a establecerse un apoyo mayoritario a la aprobación de la nueva Constitución.

Además, hay que decir que los sectores que rechazan la nueva Constitución llevan más de un año haciendo campaña, mientras que los sectores que estaban a favor del cambio constitucional estaban, y estábamos, trabajando para hacer real ese cambio.

AMY GOODMAN: Pablo Abufom, ¿nos puede hablar de la ceremonia del 16 de mayo y de dónde se celebró? La presidenta de la Convención Constitucional inició la ceremonia hablando en lenguas indígenas, lo cual es un indicativo de los cambios introducidos por esta Constitución. ¿Cuáles son las diferencias entre esta carta magna y la aprobada durante la dictadura de Pinochet, régimen que contó con el apoyo de Estados Unidos?

PABLO ABUFOM: Claro. En primer lugar, el proceso constituyente fue impulsado por una revuelta popular en octubre de 2019, y eso marca muchas cosas. Por un lado, la integración de los movimientos sociales, y por otro lado, la participación y la relevancia de los pueblos indígenas. Chile es un país que tiene una historia colonial de violencia en contra de los pueblos indígenas y en este proceso fue posible que hubiera una representación de esos sectores de pueblos indígenas. Por lo tanto, uno de los temas centrales de la discusión constitucional fue el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas, su derecho a participar políticamente en la sociedad chilena, y además el reconocimiento a sus derechos culturales, lingüísticos, a la restitución de tierras que fueron robadas por el Estado o por las corporaciones privadas. Y por lo tanto, esa ha sido una de las marcas más fuertes del proceso.

Y, por otro lado, también ha sido un proceso que ha sido muy crítico de la centralización de la política en Chile en su ciudad capital, en Santiago. Y por lo tanto, ha sido un proceso donde los miembros, la Convención Constitucional en su conjunto, han ido a hacer sesiones a otras ciudades de Chile como una manera de reforzar ese compromiso con las regiones. Eso ha sido muy interesante, porque ha permitido que una institución política de carácter nacional pueda sesionar en otras ciudades; estamos acostumbrados a verlo en Santiago, en las ciudades del centro. Por lo tanto eso es muy relevante.

La ceremonia de entrega del borrador de la nueva Constitución tuvo lugar en las Ruinas de Huanchaca, que es una antigua fundición de plata, que de algún modo es muy simbólico porque representa, primero, la presencia en las regiones; segundo, el vínculo con los pueblos indígenas del norte, que no han sido históricamente reconocidos tampoco; y, en tercer lugar, sobre las ruinas de una industria asociada a la extracción, y por lo tanto un cierto gesto simbólico sobre la crítica hacia un modelo basado en la extracción de materias primas y por lo tanto una fuerte destrucción del medio ambiente y de las comunidades. Por lo tanto, es una ceremonia muy simbólica.

Además, el hecho de que la presidenta de la Convención haya iniciado esa ceremonia hablando en lenguas indígenas de Chile, del territorio chileno, es muy significativo también porque significa un reconocimiento, al menos en el ámbito de lo lingüístico y lo cultural, a que existen pueblos que estaban aquí antes de la formación de la República de Chile, antes de la instalación de un Estado colonial.

Por lo tanto, es una apertura, no resuelve todos los problemas. En este momento enfrentamos una nueva declaración de estado de excepción y de militarización del territorio mapuche en el sur, y por lo tanto sigue habiendo muchas deudas del Estado de Chile con los pueblos indígenas. Pero al menos es una apertura a un reconocimiento y a la participación política.

NERMEEN SHAIKH: ¿Nos puede explicar qué se excluyó de este borrador de la Constitución, específicamente el artículo que le hubiera entregado al Estado de Chile el control exclusivo de los derechos de explotación de los recursos mineros? ¿Cuál es la importancia del cobre y el litio para la economía chilena?

PABLO ABUFOM: La economía chilena estaba basada fuertemente en la extracción y exportación de materias primas, particularmente de la industria forestal, de la industria agrícola y de la industria minera, y sobre todo el cobre es nuestro principal producto de exportación. Históricamente ha sido un producto que ha estado en manos de las empresas privadas, sobre todo de corporaciones multinacionales. Pero, desde la nacionalización del cobre en el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, ha habido una participación del Estado en la economía, y eso ha permitido fondos, dinero fundamental para financiar programas sociales en Chile.

En un contexto de crisis creciente, de crisis económica creciente, la disputa sobre quién controla esos excedentes, sobre quién maneja y administra la gestión de esos recursos, va a ser fundamental y va a ser cada vez más extrema. Vimos una resistencia muy fuerte por parte de los sectores neoliberales, de los sectores conservadores y de los sectores de derecha a la nacionalización de los recursos, porque por supuesto hay una disputa por el negocio, por quién puede controlar esas ganancias. Y por lo tanto, a pesar de que tuvo un respaldo popular muy importante una propuesta para nacionalizar los bienes de la minería y de otros recursos naturales, hubo una oposición muy fuerte por parte de esos sectores y no se ganó dentro de la Constitución.

Ahora, hay que tener en cuenta que la Constitución no resuelve todos los problemas. Lo que hace es plantear una serie de elementos centrales de la disputa política de las próximas décadas. Por lo tanto, el cambio constitucional en Chile no cierra el proceso político sino que lo abre. Lo que hace es abrir un nuevo momento. Se acaba probablemente la transición a la salida de la dictadura y comienza un nuevo momento en la historia de Chile, donde estos elementos, la garantía de derechos sociales, una democracia paritaria y realmente participativa, el reconocimiento de los pueblos indígenas, y la disputa sobre la actividad económica del Estado para los recursos naturales, para tener una efectiva soberanía sobre esos recursos, va a ser una disputa de los próximos años. Entonces es una tarea pendiente que no se logró resolver en esta Convención [Constitucional], pero va a quedar abierta, queda sobre la mesa de todas maneras.

AMY GOODMAN: ¿Cuál es el plan para hacer campaña entre las bases y lograr que esta Constitución se apruebe el 4 de septiembre? ¿Cómo va a conocer la población el contenido del texto?, y ¿tiene usted alguna reserva respecto al contenido de esta nueva constitución?

PABLO ABUFOM: En primer lugar, la campaña va a ser un proceso doble. Tenemos a un Gobierno que por suerte es favorable al cambio de la Constitución y por lo tanto, en primer lugar, tiene el deber estatal, el deber público, de comunicar esa nueva Constitución. Pero además es esperable que lo haga de manera favorable, por lo tanto va a haber campañas financiadas públicamente para eso.

Pero además hay una movilización popular desde octubre de 2019 hasta ahora, que ha sido más o menos permanente. Es decir, miles de personas en comunidades, en barrios, en las ciudades y en los sectores rurales han estado trabajando, conversando, discutiendo sobre la nueva Constitución, y hoy día están con mucho entusiasmo por defender este proceso y por aprobar la nueva Constitución. Por lo tanto, vamos a tener también, además de las campañas públicas del Estado, vamos a tener campañas masivas, populares, que van a difundir el contenido de la nueva constitución. Esa va a ser la principal tarea. En este momento ya existen formatos de audiolibro, existen formatos digitales, cuadros comparativos, infogramas, memes. En fin, hay una multiplicidad de contenidos que ya están disponibles para conocer la nueva Constitución.

Yo creo que va a ser un proceso muy interesante, donde se va a poner a prueba todo el tejido social que se ha ido construyendo en los últimos años y que va a catalizar nuevos procesos políticos en Chile. Van a surgir probablemente fuerzas políticas que van a convertirse en defensoras de esta nueva Constitución más progresista, que garantiza derechos sociales, y que van a entrar a la disputa política. Yo creo que esta Constitución es sorprendente en lo progresiva que es en comparación con la Constitución que tenemos. Una serie de cosas, por cierto, quedan pendientes como ya decíamos. Pero, de todas maneras, es una Constitución que, en la medida en que garantiza derechos sociales, abre un nuevo escenario para la sociedad chilena. Una constitución que, en la medida en que garantiza procesos participativos, democráticos, abre una nueva etapa política en Chile también.

Yo creo que quedan pendientes cosas muy importantes. Una que tiene que ver con un mayor control sobre las fuerzas armadas y las fuerzas del orden en Chile, que históricamente han encarnado una fuerza de violencia y de represión en contra de los pueblos, y por lo tanto el control civil es muy importante.

Y en segundo lugar, una garantía y un aseguramiento mucho más fuerte de que los recursos públicos van a ir a sistemas públicos de provisión de servicios como la salud, la educación, las pensiones, los derechos reproductivos; y que el sector privado, que hasta ahora ha sido el único benefactor [sic] del milagro neoliberal en Chile, tiene un límite. Esa ganancia, ese lucro indiscriminado que tienen los sectores privados debe tener un límite, porque si no no es sustentable una sociedad que sea beneficiosa para la mayoría y no solamente para unos pocos, como ha sido hasta ahora.

AMY GOODMAN: Pablo Abufom, muchas gracias por estar en nuestro programa. Abufom es miembro de Solidaridad, una organización feminista y anticapitalista, y nos ha hablado desde Santiago de Chile. Para escuchar, ver o leer esta entrevista en inglés visite democracynow.org. Soy Amy Goodman con Nermeen Shaikh, gracias por acompañarnos.

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